Los ladrones, presuntamente, no sabían quién era su víctima. Para ellos, parece, fue un hecho más, de esos que hacen al voleo. Aprovechando la oscuridad de la noche esperaron agazapados en un auto. Y cuando el dueño de casa bajó de su vehículo para abrir la puerta del garaje lo abordaron. Tras amenazarlo con una pistola lo obligaron a ingresar a la propiedad y en pocos minutos huyeron llevándose tres teléfonos celulares, dos armas de fuego, varios electrodomésticos y las billeteras con algo de dinero y tarjetas de crédito. Quien sufrió el robo, con una modalidad cada vez más común en los distintos barrios de la ciudad, fue el comisario general retirado Rodolfo Federico Romero, quien ocupó entre otros cargos el de jefe de Homicidios de Rosario y llegó a ser titular de las unidades regionales de los departamentos Constitución y Las Colonias.
Todo pasó minutos antes de las 21 del martes frente a la vivienda de Donado 530 bis, en el barrio de Fisherton, donde reside Romero junto a su esposa y sus dos hijos mayores de edad. El alto oficial retirado arribó a bordo de su Honda Fit y, mientras su mujer y uno de sus hijos aguardaban arriba del vehículo, él bajó para abrir el portón del garaje.
En esas circunstancias Romero fue sorprendido por una pareja de delincuentes que le exhibieron un arma de fuego y lo obligaron a entrar a la propiedad. Lo mismo hicieron con su esposa y su hijo, a quienes maniataron en una de las habitaciones de la vivienda.
Amenazados. Una vez adentro de la casa, y mientras la joven delincuente mantenía amenazada a la familia, su cómplice empezó a juntar el botín. Según quedó radicado en la denuncia, se llevaron una cámara de fotos digital, una filmadora, una notebook, un decodificador de televisión, los relojes y las billeteras de las víctimas, y tres teléfonos celulares.
No contentos con ello, al revisar varios rincones de la casa, los delincuentes se apoderaron de una pistola calibre 9 milímetros y un revólver que Romero guardaba en su habitación y que, según voceros de la pesquisa, tenía registrados a su nombre.
Los delincuentes cargaron lo robado en un auto azul cuya marca y modelo no pudieron ser definidos por Romero y que estaba estacionado frente a la casa con un tercer delincuente esperando al volante. Después abandonaron el lugar a toda prisa dejando a las víctimas en un profundo estado de angustia y sin haberlos lesionado, dijeron los pesquisas.
Enseguida Romero llamó a la central de emergencias 911 y un móvil llegó al lugar para hacer las primeras actuaciones. Poco después, el oficial retirado fue a la comisaría 17ª, ubicada a unas seis cuadras de su casa, para registrar la denuncia de lo ocurrido. Sin embargo, hasta anoche no había pistas sobre el paradero de los malhechores y mucho menos de los elementos robados.
Un trío en la mira. No es la primera vez que en la zona oeste de la ciudad se cometen atracos como el sufrido por el comisario Romero la noche del martes y en el que actúan dos hombres jóvenes y una mujer que aparenta ser la líder de la banda.
En ese sentido, los investigadores no descartan ninguna hipótesis y la presencia de una chica entre los maleantes les llama la atención, al punto de presumir que se podría estar ante el mismo grupo delictivo que, sin embargo, actúa con modalidades diferentes en cada hecho.
El último caso registrado ocurrió el 22 de junio pasado en Tucumán al 8000. Allí, una pareja de ancianos recibió la visita de los asaltantes que se hicieron pasar por amigos de una de sus hijas, se ganaron la confianza de la pareja y lograron entrar a la vivienda. Tras golpearlos y encerrarlos en un baño, se llevaron 2 mil pesos, 20 dólares y otros objetos de valor. Eran dos hombres jóvenes y una chica que daba la voz de mando.
El otro hecho en el cual actuó una banda liderada por una mujer fue en la casa de la concejala radical María Eugenia Schmuck, también en el barrio de Fisherton y a sólo dos cuadras del domicilio del comisario Romero.
Fue el 21 de febrero último cuando la edila llegaba a su casa junto a su esposo y sus dos pequeños hijos en un auto. Entonces fueron víctimas de un trío delictivo que bajo amenazas los obligó a entrar a la propiedad y se alzó con electrodomésticos, dinero en efectivo y los teléfonos celulares de la familia.