Quienes asesinaron a Maximiliano "Diente de lata" Rodríguez, el hombre de 33 años hallado el lunes al costado de la autopista Rosario-Córdoba, estuvieron al menos 45 minutos revolviendo cada rincón de la vivienda que la víctima ocupaba en un loteo de Roldán en busca de algún objeto de presumible valor. Después se lo llevaron secuestrado. Lo confirmó ayer su pareja (única testigo del secuestro) al declarar ante el fiscal que investiga el caso, algo que tiene correlato con los múltiples rastros de huellas dactilares hallados en distintos sectores de la casa en la que habitaba la víctima, cuya última actividad comercial visible fue la compra venta de autos, aunque sin un espacio físico formal para desarrollar el negocio. En busca de más pruebas, ayer el fiscal y los peritos requisaron nuevamente el inmueble donde Rodríguez pasó sus últimas horas.
La investigación del homicidio de "Diente de lata" transita una fase inicial donde no se descarta ninguna hipótesis en virtud de las características mafiosas del ataque y de su ficha prontuarial, donde se lo relacionó con un homicidio ocurrido hace diez años, y antecedentes por drogas en la Justicia federal. Si bien no resultaría relevante para desentrañar el crimen, algunos datos también lo ligan a la segunda línea de la barra brava de Rosario Central.
Una de los elementos que despertaba sumo interés en el marco de la investigación era la declaración de Sofía G., de 26 años, testigo del secuestro de quien fue su pareja en los últimos 8 años y que estaba con Rodríguez el domingo a la noche en la casa de dos plantas ubicada en un amplio terreno con piscina de María Auxiliadora 712, en el loteo Costa Azul de Roldán. La joven cumplió ayer con ese trámite desde la media mañana y hasta pasado el mediodía ante el fiscal a cargo de la Unidad de Homicidios Dolosos, Adrián Spelta.
Huellas marcadas."Confirmó lo que dijo en sede prevencional (lo que adelantó este diario en su edidicón de ayer), agregó que no tuvo contacto visual con el grupo de delincuentes y que por eso no los puede identificar. Pero además aportó que los desconocidos estuvieron cerca de 45 minutos revolviendo la casa. De hecho hay rastros de huellas dactilares por todos lados, en televisores, cuadros, paredes y hasta en el techo, sobre el cielo raso de algunas dependencias", dijo Spelta a La Capital.
Esas marcas parecieran arrojar indicios de la conducta de los captores. Una hipótesis que no se descarta es que buscaron un objeto o un botín de valor que, al no ser hallado, selló la suerte del vendedor de autos.
Spelta dialogó con este diario ayer, poco antes de volver a la casa que ocupó "Diente de lata" en sus últimas horas, y en compañía del gabinete científico de la Unidad Regional II de policía. Allí estuvieron entre las 14.30 y las 16.30 y ahora el fiscal aguardará el resultado de los análisis de las huellas levantadas en la vivienda, además de las pericias que se realizarán a celulares y otros objetos incautados para ver los próximos pasos a dar.
Tarjeta de presentación. De boca de Sofía, quien ratificó que mantenía con Rodríguez una relación con encuentros quincenales o semanales, el fiscal también pudo confirmar que la actividad que ostentaba Rodríguez era la de vendedor de autos.
"Ventas, permutas, consignaciones", se lee en una tarjeta personal con el nombre de Maximiliano, su número de celular y su casilla de correo electrónico estampados sobre la foto de un auto de alta gama, pero sin domicilio formal ni referencia física de la ubicación del negocio.
Cuando a 48 horas del crimen se le consultó a Spelta sobre los móviles del hecho, el funcionario dejó abiertas todas las líneas investigativas. "Las hipótesis son varias y no se descarta ninguna, todas se trabajan de la misma manera porque estos hechos mafiosos pueden servir para desviar la investigación. Por eso no descartamos ninguna posibilidad, ni la del narcotráfico".
El hombre fue hallado al costado de la autopista Rosario-Córdoba con 13 orificios calibre 9 milímetros en su cuerpo. Según la declaración preliminar de su pareja, ratificada ayer en fiscalía, el domingo a la noche estaba junto a Rodriguez en la casa de Roldán preparándose para ir a bailar a un boliche de Rosario. Aproximadamente a la 1.30 del lunes irrumpió un grupo de personas que ingresó tras violentar la puerta. Al escuchar los ruidos que provenían del patio, Sofía se escondió en el baño y desde allí escuchó que su novio hablaba con los intrusos.
A los pocos minutos los desconocidos la descubrieron y la llevaran a una habitación de la planta alta, donde la dejaron encerrada y atada con precintos plásticos y la cabeza tapada con una campera. La joven recién pudo desatarse alrededor de las 2.30 y escapar hacia la casa de unos vecinos donde buscó refugio. Desde allí llamó a su hermano Franco, y a Pablo, un amigo de Maximiliano, que llegaron al rato.
Una de esas personas indicó en sede judicial que la versión de que los captores estaban vestidos con chalecos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) corrió por cuenta de la vecina que asistió a Sofía, quien desde su casa supuestamente observó el movimiento previo de dos autos y una camioneta en la puerta del inmueble donde estaba Maximiliano con su pareja. Esa vecina deberá declarar en los próximos días ante el fiscal.
En tanto, el martes fue hallado el auto particular de la víctima, un Volkswagen Vento gris que apareció abandonado en Pasco al 6300, a metros de una de las viviendas de Esteban Lindor Alvarado, un hombre apuntado por las fuerzas de seguridad provinciales y federales como un peso pesado del hampa que espera preso un juicio en San Isidro. En su interior, el auto tenía toda la documentación de Rodríguez y manchas de sangre en el asiento trasero. "No era una mancha importante, eran gotas de sangre. Todo indica que a Rodríguez lo trasladaron hasta la escena del crimen en su propio auto", conjeturó Spelta.