La jueza Hebe Marcogliese dictó hoy que Rubén Lucio G. siga en prisión preventiva efectiva tras la audiencia de ampliación de imputativa por los delitos cometidos contra su esposa Norma Quiroga, quien terminó perdiendo la vida como consecuencia de la violencia de género sostenida en el tiempo, en un hecho que trascendió en septiembre de 2019 y conmovió a la opinión pública por los detalles desgarradores de la historia familiar en un pasaje del barrio Qom de la zona sudoeste de la ciudad..
La audiencia de ampliación por los delitos cometidos por R.L.G se realizó por videoconferencia, y en la misma se detallaron la sucesión de los hechos imputados: privación ilegítima de la libertad agravada por ser cometida mediante amenazas y violencias, con un grave daño a la salud de la mujer; abandono de persona agravado por el vínculo; abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante agravado por resultar un grave daño a la salud de la víctima; y homicidio calificado por el vínculo y dentro de un contexto de violencia de género que concurre idealmente con la privación de la libertad.
El fiscal Miguel Moreno de la Unidad de Homicidios Dolosos imputó al acusado de haber privado de la libertad a la mujer y a su hija Laura (30 años) en el interior del domicilio de Pje. 1821 al 6200 de Rosario, durante aproximadamente un mes, hecho que lo realizó bajo amenazas de
muerte y violencia física hacia su concubina Quiroga de 53 años, provocándole múltiples lesiones, y a quien la privó además de asistencia médica.
El imputado mostró un nivel de perversión según lo investigado ya que se constató que privó a sus víctimas de alimentos o medios para procurarlo, y se le atribuye a una fecha cercana al 28 de agosto de 2019 haber abusado sexualmente de Quiroga mediante amenazas y agresiones, detallando que ese día a las 21 le causó la muerte por asfixia, luego de someterla con golpes de puño y la compresión del cuello.
Durante al menos un mes, aunque las lesiones expuestas en la autopsia reflejaron de mucho antes, Rubén Lucio G. sometió a su esposa a "violencia de género sostenida en el tiempo", según resumió el juez Rafael Coria el año pasado al dictarle la prisión preventiva por el plazo de ley.
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Quiroga soportó encierro, hambre, violencia física, psicológica y económica y también abuso sexual con acceso carnal. La mujer murió asesinada el miércoles 28 de agosto y su hija Laura, de 30 años, fue testigo de esas penurias y también sobreviviente de un contexto de violencia de género.
La muchacha, quien cuando trascendió la desgarradora historia debió ser asistida en el Hospital Carrasco por estar desnutrida, relató a los investigadores que su padre golpeaba a su madre en la planta de los pies, en el cuerpo y la estrangulaba para "quitarle el diablo del cuerpo". También las dejaba encerradas y sin comida bajo amenaza de muerte, y no dejaba que Norma recibiera asistencia médica.
Norma Quiroga tenía 53 años, había llegado a Rosario con Rubén Lucio G. y su hija Laura en la última etapa del éxodo de la comunidad toba hacia la provincia de Santa Fe, entre 1990 y 1995. Se asentaron en la zona sudoeste rosarina y en 1998 consiguieron un crédito para construir la casa que terminó siendo una tumba de la mujer y su hija 20 años más tarde.