El dueño de una casa ubicada en Juan José Paso y Florida, en la zona norte de la ciudad, fue objeto de un violento robo a manos de dos ladrones que se alzaron con un botín valuado en casi dos millones de pesos, entre moneda nacional, dólares y joyas. Para concretar el golpe, la víctima fue maniatada a una cama con el cable de un ventilador y lo amenazaron con cortarle una oreja y los dedos de las manos si no confesaba dónde guardaba el dinero cobrado por la venta de una casa.
Los vecinos del lugar denunciaron que es alarmante la situación de inseguridad y que la zona "está liberada". Hace tres semanas, a cuatro cuadras de allí, asesinaron a un hombre de 69 años en la puerta de su casa en medio de un robo. Y un mes atrás la pareja que atiende la rotisería "El soberano", ubicada en Florida y Juan José Paso, fue víctima de un atraco en el cual tres hombres fuertemente armados los encañonaron junto a un cadete y les robaron 10 mil pesos.
El domingo a las 8 Esteban Rodríguez y su mujer Ayelén, quienes atienden la rotisería "El soberano" y fueron víctimas del robo del mes pasado, salieron para ir a misa. Carlos, el dueño de la casa lindera y quien les alquila el local donde tienen la casa de comidas, salió para hacer compras. Entonces no quedó nadie en la propiedad que se extiende por calle Florida.
Pero Carlos, de 65 años, regresó antes de las 9, ingresó a su casa y se topó con dos hombres encapuchados y bien hablados. "Me maniataron con un cable y me ataron a la cama. Me apoyaban un cuchillo y me amenazaban con cortarme los dedos y las orejas si no les decía dónde guardaba el dinero", narró el hombre a este diario. Es que en febrero el hombre había vendido una propiedad y guardaba lo cobrado en su casa. "Nadie sabía que lo tenía acá, salvo unas pocas personas", agregó.
Ante semejante nivel de crueldad, y al advertir que los maleantes sabían de la existencia de dinero obtenido en la operación inmobiliaria, la víctima les dijo dónde guardaba los 35 mil dólares. Tras ello cesó el hostigamiento, pero no el robo.
De acuerdo a la reconstrucción que hicieron Esteban y Ayelén, los delincuentes habrían ingresado a la propiedad por una puerta interna a su negocio y otras dependencias donde viven desde hace un año. Revolvieron todo y se alzaron con 120 mil pesos en efectivo y joyas. "Parecían personas grandes, de unos 40 años y bien hablados, no eran improvisados", recalcó Carlos.
Lo concreto es que tras la faena, le arrebataron a Carlos su llave, abrieron la puerta que da a Juan José Paso y escaparon. Ninguno de los dos ingresos a la casa estaba violentado por fuera, salvo una puerta de chapa doble hoja que da a un patio interno. Por eso, la hipótesis más firme es que los maleantes ingresaron por la terraza desde una vivienda lindera o luego de trepar algunos árboles cuya ramas llegan al techo.
Es más, al otro día y tras requisar la terraza, el dueño de casa encontró un paquete de Philips Morris con un pucho adentro junto a un galpón de herramientas, indicio de que los maleantes habrían aguantado un buen rato el momento de dar el zarpazo. Otros elementos ponderados ahora hacen sospechar que pudieron ser los mismos que robaron hace un mes en la rotisería.
Los vecinos denunciaron con preocupación que el tradicional barrio del zona norte parece estar liberado a los delincuentes, que no hay policías, y que ya es moneda corriente escuchar los gritos desesperados de las víctimas de robos y arrebatos en la vía pública, y el posterior ruidos de motos en la que se movilizan los ladrones. Ese panorama, advierten, provoca retracción en la vida cotidiana y miedo de andar en la calle.