Detalles y testimonios sobre dos allanamientos realizados en el marco de la investigación por los 14 Detalles y testimonios sobre dos allanamientos realizados en el marco de la investigación por 14 balaceras, en 2018, contra blancos relacionados con funcionarios judiciales que habían investigado a Los Monos fueron el eje de la jornada de este jueves del juicio oral contra Ariel “Guille” Cantero y otras seis personas acusadas de haber organizado y ejecutado los ataques. Policías y testigos de los operativos brindaron detalles sobre lo que recordaban sobre los procedimientos en las viviendas de los acusados Lucía Uberti y Matías César, quienes por entonces estaban en pareja, y Aldana Mazzeo, quien en 2019 aceptó una condena en juicio abreviado por uno de los hechos investigados.
Con la presencia a través de videoconferencia de los acusados Damián Chávez y Lucía Uberti, quienes asistieron durante un rato a la audiencia, la jornada de ayer comenzó con el testimonio de Carlos W., un hombre que vivía en una casa de Braille al 1400 baleada el 30 de junio de 2018. Según lo que declaró, el testigo no le dio demasiada importancia al hecho porque estaba seguro de que los tiros no eran para él. Y se enteró por alguien que anteriormente había sido su vecino de al lado, el policía Ariel Lotitto que integró la brigada que investigó a Los Monos, cuál podría haber sido el origen de la balacera.
Contó que durante la madrugada había escuchado entre seis y nueve disparos pero no fue hasta que se levantó y pisó una especie de “botón de cobre” que se dio cuenta de que el blanco de los tiros había sido su casa. Recordó que juntó unos casquillos que luego entregaría a personal de Gendarmería y Fiscalía que llegó cuando estaba mirando el partido de Argentina contra Francia por el mundial de Rusia.
“Sabía que no era para mí, no hice nada para averiguar. Lotitto se comunicó conmigo, no recuerdo qué me dijo pero sí que él había sido quien llamó a la policía”, dijo vía zoom a los fiscales. Ante la pregunta de uno de los defensores sobre cómo fue el procedimiento cuando llegaron los investigadores, el testigo deslizó que no había estado muy atento. “Como sabía que eso no era para mí, sólo quería que se fueran rápido porque tenía muchas cosas que hacer. Además tenía perros en esa época, y con tanta gente en mi casa estaba más pendiente de los perros”.
Allanamientos sin reyes
Luego se expusieron testimonios sobre los allanamientos al domicilio de Uberti, el 11 de septiembre de 2018 en un departamento de un Fonavi de Winter al 3800, y a la casa donde tres días después fue detenida Mazzeo en Iriondo al 3100. El primer testigo fue el entonces oficial de la Policía de Investigaciones (PDI) Gastón Anguilante, a cargo de la brigada operativa que realizó ambas requisas.
El oficial detalló que en el departamento de Uberti se secuestraron un celular Huawei y dinero en efectivo a Matías César, y que en la mochila del baño se encontró las llaves de un Chevrolet Cruze, así como 15 mil pesos en el comedor y dos celulares que Uberti dijo que eran de ella. Además se encontró una pistola calibre 6.25 arriba de la heladera y al requisar el auto se halló la llave de otro auto. Al accionar el control remoto de esa llave resultó ser la de un Volkswagen Suran que resultó tener pedido de secuestro.
Sobre el otro allanamiento el ex PDI recordó que en esa vivienda había un matrimonio con una hija y otra joven que resultó ser Aldana Mazzeo. Allío se encontraron varios celulares (cuatro en una caja y otros tres en una mesa de luz) así como una ojiva de calibre 9 milímetros. En ese marco el fiscal Miguel Moreno le preguntó si había participado Martín Rey y Anguilante dijo que no.
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La mención tenía que ver con preguntas que luego realizaría la defensa sobre la participación de los hermanos Martín y Marcelo Rey, por entonces dos miembros de la PDI que luego resultarían condenados como miembros de la banda de Esteban Alvarado, un narco rival de Los Monos. Entre las colaboraciones de ambos policías con esa banda se determinó que en ocasiones habían “plantado” datos falsos para desviar hacia Los Monos las investigaciones sobre hechos que en realidad había cometido Alvarado.
Por eso la defensora de Uberti, Gabriela Valli, orientó sus preguntas a establecer si alguno de los hermanos Rey pudo haber metido mano en esos procedimientos, lo cual fue descartado por el testigo. Y el defensor de César, Mariano Scaglia, pidió también detalles sobre el secuestro de los celulares habida cuenta de que en esos aparatos se hallaron (como suele suceder en los últimos años) las evidencias que sustentan las acusaciones.
Luego fue el turno de Carlos Román, quien estaba como subjefe de ese grupo. Los defensores le pidieron detalles acerca de cómo se filman los procedimientos y cómo se custodian los elementos secuestrados. A su turno Nazareno Bravo, defensor de Chávez y Leandro “Chulo” Olivera, también preguntó por los hermanos Rey, entre preguntando y deslizando que ambos pudieron haber intervenido plantando pruebas. Román también negó haber hablado con ellos sobre esos dos operativos.
Luego fue el turno del entonces PDI Elías Soria, que también participó de ambas requisas. Recordó que a Matías César se le encontró un Huawei blanco con la pantalla agrietada y dinero, otros 15 mil pesos sobre una barra en la cocina y dos celulares en el piso del comedor. También las llaves del Cruze en el baño y la pistola sobre la heladera. En su caso las defensas no preguntaron.
Divergencias
Los dichos de los testigos de los procedimientos presentaron algunas divergencias con los relatos de los policías. El primero, Mario G., contó que fue interceptado en San Martín y Uriburu para ser llevado como testigo del allanamiento a Uberti, pero no recordaba cuándo ni dónde había sido con precisión. A diferencia de los demás, dijo que no les habían querido abrir la puerta. Sí recordaba el hallazgo de cuatro celulares encendidos, una caja con dinero, una pistola sobre la heladera. De los celulares dijo que había dos en una vitrina (o tal vez una repisa) y dos sobre una mesa, uno con el vidrio roto.
Carlos F., otro laburante al que la policía interceptó en Uriburu y Turín para ser testigo en el allanamiento, recordó que se habían hallado “tres celulares apagados” en un aparador. También los defensores pidieron detalles sobre el operativo. “Ibamos atrás de los policías viendo qué hacían. Yo acompañaba a uno y el otro testigo a otro. Cuando encontraban algo filmaban y sacaban fotos”.
El siguiente testigo fue Gonzalo C., que iba a trabajar a la fábrica cuando lo pararon en Ovidio Lagos y Seguí para ir a un allanamiento en calle Iriondo. Recordó que en esa casa había “varios celulares” y que “lo que la policía encontraba lo mostraba a cámara y lo metía en una bolsa”.
Perito
El último testigo de ayer fue Adrián Vallejos, un perito que trabaja en Ciberdelito de la Policía Federal. El especialista explicó cómo se recibien y devuelven los elementos recibidos para peritar, así como la manera en que se extraen los datos con el software de una empresa israelí. Además de cuestiones técnicas también leyó algunas de las conversaciones recuperadas que tenían que ver con la organización de los ataques a tiros.
En este sentido, se prevé que a partir de este viernes los fiscales empiecen a exponer más evidencias contra los acusados surgidas a partir de ese tipo de pericias a los celulares y otros dispositivos secuestrados en allanamientos.