A las 10 de ayer Ricardo Albertengo, de 52 años, nacido en 1966 bajo el signo de cáncer, se sentó ante el tribunal compuesto por María Isabel Mas Varela, Ismael Manfrín y Patricia Billota y miró el ámbito con atención. Debía comenzar el juicio por la muerte de un agente policial en 2016 y dos robos calificados. No fue así; el fin de semana se acordó entre Fiscalía y la defensa de Albertengo un juicio abreviado que lo sentencia a prisión perpetua. No obstante, por una cuestión de tiempos, el papel fue firmado el domingo por el acusado y los jueces se tomarán hasta el viernes a las 9 para estudiar los términos del acuerdo y, si todo concuerda, realizar la "admisibilidad" del procedimiento.
En la ley argentina la sentencia a perpetua no es permanente, en algún momento el condenado puede pedir y acceder a beneficios constitucionales. En este caso la condena se unificó con una anterior, lo que implica que en un lapso de 15 años Albertengo podría pedir beneficios de salida transitoria. Inclusive cuando cumpla 70 años podría solicitar una prisión domiciliaria.
La decisión de abreviar el juicio, según trascendió, ya estaba tomada por Albertengo desde hace unos diez días. El inicio del juicio oral estaba previsto para el 12 de abril pasado, pero se suspendió porque el acusado argumentó que no estaba bien de salud. Ese día fue revisado por dos psiquiatras forenses que luego pidieron exámenes complementarios en el Hospital Provincial, por lo que el inicio del debate se postergó. Ese día le comunicó a su defensora que le interesaba la posibilidad de un abreviado.
"Estaba convencido de la utilidad del juicio abreviado. En realidad era muy difícil en el debate y la posterior sentencia que no le dieran prisión perpetua. Por un lado él se ahorra los traslados de las diez jornadas del juicio y la exposición pública, y el Estado evita los gastos generales de un juicio", sostuvo la defensora pública Marisel Palais, que representó a Albertengo estos últimos tres años.
Robo y asesinato
Albertengo llegó a este juicio oral por dos robos calificados y el homicidio del policía Mauro Mansilla, ocurrido el 16 de marzo de 2016 en Corrientes al 300. Albertengo había salido en 2015 de la cárcel en una salida transitoria y cometió un robo en Corrientes y Tucumán. El agente estaba cumpliendo adicionales cuando persiguió al acusado, que no dudó en dispararle. Todo quedó registrado en una grabación de una cámara de vigilancia.
Por ello fue imputado de "robo calificado con uso de arma no hallada y privación de la libertad que terminó en el homicidio agravado por el uso de arma de fuego doblemente calificado como criminis causa y por ser la víctima miembro de fuerzas de seguridad" y los fiscales Ademar Bianchini y Juliana González habían pedido una condena a prisión perpetua.
Al momento del crimen de Mansilla, pesaba sobre Albertengo una condena unificada de 37 años de cárcel dictada en 2010 por distintos delitos, entre ellos un homicidio de 1994 en un bar céntrico y una saga de asaltos a clínicas del macrocentro perpetrados entre agosto y octubre de 2009 mientras gozaba de salidas transitorias.
Preocupación
Albertengo entró al recinto bien vestido, con barba de unos días y no parecía enfermo. Saludó a su abogada y leyó papeles de una carpeta con instancias del juicio. Su preocupación es dónde estará alojado, ya que por estos días está en una celda de resguardo, pero ahí no tiene ninguna comodidad. Por otra parte tuvo algunos problemas con la comunidad carcelaria.
Ayer a la mañana los papeles de la homologación iban y venían por distintas oficinas judiciales para las firmas pertinentes, mientras Albertengo charlaba animadamente con sus defensores. Cuando le entregaron los papeles que debía revisar declaró que las firmas sobre los documentos eran propias. En la sala se escuchaban charlas ocasionales entre funcionarios, alguna risa y era un clima de lunes en una oficina cualquiera.
El viernes Albertengo, que en su vida habrá estado más detrás de las rejas que en libertad —pasó 29 de sus 52 años preso—, será trasladado a una penitenciaría en la que espera "no tener problemas" y se habrá cerrado la historia de "un hombre difícil, con una gran capacidad de manipulación", como lo consideraron en su momento fuentes judiciales que estuvieron cerca de sus causas.