Absuelven a anciana juzgada por el asesinato del marido

Una mujer de 81 años pasó 32 meses detenida por el crimen de su marido marido pero ayer la Sala IV de la Cámara Penal confirmó su absolución. Magdalena Antonia Gagna había sido juzgada bajo sospecha de haber golpeado a su marido de 80 años hasta matarlo en marzo de 2005 y en diciembre pasado por el juez de Sentencia Julio García la despegó por no haber hallado pruebas firmes. Ella adujo que lo habían matado ladrones.

El crimen por el que fue juzgada Magdalena Gagna, que hoy tiene 81 años, ocurrió el 21 de marzo de 2005, en la casa de Medrano 1133 de Pérez donde la mujer vivía con su esposo Nicolás Rezkalah, de 80 años. Estaban separados bajo un mismo techo y la relación entre ellos era "pésima", según la calificación de la propia mujer. Cerca de la casa vivía uno de los hijos de la pareja, Oscar, a quien ella llamó por teléfono a las 3.30 de esa madrugada. Magdalena le pidió que avisara a la policía porque habían entrado ladrones.

Al llegar Oscar halló a su padre en la cama con las manos atadas por un cubrecama y la cabeza con sangre. Tras una crisis nerviosa, Magdalena contó a los policías que esa noche se había ido a acostar más temprano que él. Dijo que la despertó un ruido y escuchó que su marido llamaba a Oscar. Creyó que se había caído de la cama y por eso fue hasta el dormitorio.

Según ese relato, ahí la abordaron tres personas. Una de ellas, con voz "muy suave", como de mujer, le preguntó dónde guardaban plata y la hizo acostar en la cama junto Rezkalah. La ataron con ropa y se fueron. Al rato se desató y llamó a su hijo.

Por indicios. Mas tarde, ante la policía, dijo que de la casa faltaron cosas. Se advirtieron contradicciones en esa declaración y al día siguiente quedó presa. En octubre de 2005 fue procesada por una secuencia de indicios: en el lugar no se hallaron huellas ni pisadas de extraños, aunque era una noche lluviosa, y no hubo aberturas forzadas.

Pero el juez de Sentencia Julio García evaluó que a cada indicio en contra podía oponerse un argumento a favor. El informe médico declaró que la mujer no tiene tendencia a la fabulación y que su relato es coherente. Por lo que su relato, aunque resulte sospechoso, no se desacreditó. —