"El panorama es «crítico y negro» y para hoy a las 8 tenemos prevista una asamblea en la puerta de la fábrica Paraná Metal donde vamos a informar sobre lo ocurrido en la reunión efectuada en Buenos Aires y a decidir los pasos a dar", expresó escuetamente a LaCapital una alta fuente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Villa Constitución, a raíz de un inminente cierre de la planta al cumplirse ayer el plazo del preaviso enviado a los trabajadores.
La continuidad de la fuente de trabajo de los 180 operarios de la planta, ubicada sobre la ruta provincial 21 en cercanías de esta ciudad del sur provincial, todavía pendía ayer, a primeras horas de la tarde, de una débil esperanza. Un grupo integrado por delegados de fábrica y directivos de la UOM encaraban en Buenos Aires febriles negociaciones ante el gerente general del grupo Indalo, Fabián de Souza, en un último intento para preservar la fuente de trabajo y frenar el cierre de la autopartista, pero nada de lo hecho parece haber modificado la situación.
El dirigente José Luis Torres, a su regreso de la reunión en Buenos Aires consideró en breves declaraciones que aplicar el calificativo "crítico" para la situación no era suficiente para definirla. No obstante, dejó entrever para un futuro lejano una posibilidad de reinicio de las actividades. Aunque los operarios vivían desde el 2008 en un cruel tembladeral en materia laboral, ayer aún transitaba entre algunos allegados al conflicto, un rumor referido a una posible reestructuración de la empresa que haría menos sangrienta la caída.
Pero los hechos no promovían la esperanza. Hace dos meses los trabajadores recibieron los correspondientes telegramas de preaviso por los que el 31 de octubre dejaban de desempeñarse en esta fábrica de autopartes perteneciente al empresario Cristóbal López. En un acto no exento de sadismo, la semana previa al 31 de octubre tomó fuerza la posibilidad de que la empresa no concretara los despidos, lo que generó esperanzas. Pero ello nunca ocurrió; la empresa solamente prorrogó por otros 30 días la validez de los telegramas, alargando también la angustia y la incertidumbre. El escenario, hasta el cierre de esta edición, no se modificó y todo indica que el vínculo entre los trabajadores y Paraná Metal concluyó anoche.
Un panorama similar al de ayer se presentaba a fines de octubre cuando se acercaba la fecha de concreción de los despidos. Fueron varios los trabajadores que no soportaron esas tensiones y optaron por irse, Por esos días también la UOM villense se movilizó para impedir que la patronal retirara la producción existente de la planta.
En agosto pasado, la firma envió los preavisos a 180 trabajadores, la mayoría operarios; el resto pertenece a la administración y gerencia. Numerosos empleados cesanteados y 11 que se desempeñaban fuera del convenio laboral, optaron por tomar el retiro voluntario, porque "no aguantaban más", según expresó entonces un dirigente de la UOM.
Antecedentes. Los conflictos en Paraná Metal se intensificaron en diciembre del 2008 cuando los directivos paralizaron la planta y suspendieron a casi 1.200 empleados propios y de empresas contratistas. La empresa había pedido su propio concurso de acreedores y se lo comunicó a la UOM.
Los cambios en la conducción no lograron evitar una crisis que culminó con la amenaza de cierre en 2008. Para evitarlo, en 2009, tras un acuerdo con el Ministerio de Trabajo, López hizo aportes económicos hasta que en diciembre hizo uso de la opción de compra. No obstante el conflicto continuó y alcanzó su máxima expresión con cortes de ruta durante más de un mes, en septiembre del 2010. El acuerdo alcanzado entonces fue celebrado por los trabajadores y los villenses. Pero la situación se fue haciendo cada vez más complicada y ya el posible cierre de la firma era un secreto a voces.