Como nunca antes, van por la calle con la frente alta. La gente los saluda mientras recolectan material desechado de los comercios céntricos de Paraná. Son los motocarreros que días atrás, entre lágrimas, entregaron a la Municipalidad sus caballos y recibieron los vistosos vehículos rojos que podrían describirse como una motocicleta con un pequeño acoplado. Mientras tanto, en Rosario, se siguen estudiando alternativas, aunque en esta ciudad la situación es muchísimo más compleja por la cantidad de actores (ver aparte).
A través del plan Recuperando Derechos, el municipio de la capital entrerriana entregó ocho motocarros de los diez que adquirió con fondos propios por un total de 230 mil pesos. Los dos reservados son para la reposición, en caso de roturas o cualquier inconveniente que se presente. Los vehículos "son sólo una herramienta más del programa, no la única", aclaró a La Capital la secretaria de Derechos Humanos, Salud y Educación, Florencia Amore.
En ese sentido, la funcionaria comentó que la política municipal implementada apunta a que la franja social abordada, que consta de 152 familias que utilizan más de 300 caballos, apunta a la alfabetización de un gran porcentaje de sus miembros, a la finalización de la escuela secundaria y próximamente a la promoción de microemprendimientos, entre otras acciones. "Hay gente que no quiere vivir más de la basura", explicó.
Relevamiento. A partir de un pormenorizado relevamiento realizado en febrero último, se determinó que de esas 152 familias, 35 eran las que presentaban mayor riesgo social. Estos grupos, que viven en siete barrios en distintos sectores de la ciudad, hacen la recolección en la zona céntrica. "Se les preguntó quiénes estarían dispuestos a hacer el cambio del caballo por el motocarro. Se les hizo examen psicofísico y se les extendió la correspondiente licencia de conducir, junto a todos los elementos de seguridad como vestimenta, guantes y botas", recordó Amore.
Asimismo, los beneficiados cursaron capacitaciones teóricas y prácticas en educación vial, e incluso participaron de una instancia de formación en mecánica de motos, coordinada desde el Consejo General de Educación de Entre Ríos.
Sobre las proyecciones en la entrega de más motocarros, Amore explicó que, dado que la gestión de la intendenta Blanca Osuna se extiende hasta 2015 y que se desconoce qué políticas implementará la próxima, el objetivo es cubrir a los 27 carreros restantes que ingresan al centro de Paraná.
Los beneficiarios recolectan todo tipo de materiales, especialmente de los comercios de la zona céntrica de la capital entrerriana. "A los propietarios de los locales les pedimos que los traten como lo hacen con cualquier otro transporte proveedor que se maneja reglamentariamente, con horarios. En este sentido, esta semana vamos a tener una reunión con ellos (los comerciantes) porque tienen una gran responsabilidad en todo este circuito y la intendenta Blanca Osuna quiere comprometerlos con esto", advirtió la funcionaria.
Equinoterapia. Los caballos canjeados fueron trasladados, entre lágrimas de sus dueños, a un predio perteneciente a la Escuela Alberdi de Paraná para su cuidado y, de ser necesario, atención sanitaria, gracias a un convenio celebrado entre el municipio, la Universidad Autónoma de Entre Ríos y el Inta. Luego se los entregará a la Asociación Paranaense de Equinoterapia La Delfina, ubicada en la localidad de Oro Verde, para que sean aprovechados para este método terapéutico.
"Entre los numerosos mitos que se derribaron en este relevamiento y puesta en marcha del programa, uno de los que más nos sorprendió fue el buen estado de los animales: de los 300 registrados, sólo dos estaban en condiciones deplorables, mientras que alrededor de 14 tenían una salud regular y requerían algún tipo de atención. Los restantes estaban muy bien cuidados por sus dueños. Conmovía ver a los dueños llora cuando los entregaron", confesó Amore.
"Me paraban las protectoras". "Hace ocho años que tengo el mismo caballo y hace 25 que ando en la calle. Ahora vamos a ser mirados por todo Paraná", manifestó Fabio Martínez, uno de los beneficiarios, del barrio 25 de Junio, en declaraciones a Elonce TV. El hombre contó que debió "pelear" en su hogar la decisión de dejar el caballo. "Uno de mis tres hijos no me habla", reveló, aunque sostuvo que el motocarro era la alternativa porque "una vez por semana me paraba una protectora de animales".
"Le vamos a meter ganas a esto, porque vamos a progresar; estamos muy contentos", dijo Miguel Borrás, uno de los beneficiarios, al momento de recibir su vehículo.
La exitosa experiencia, que se encuadra en la gestión de Residuos Sólidos Urbanos, terminó de convencer a muchos que desconfiaban del sistema y por estos días se engrosa la lista de anotados para ingresar al programa municipal. Con los que ya están trabajando en la calle las autoridades se reúnen una vez por semana para ajustar el funcionamiento. "Es increíble ver la recuperación de la dignidad que experimentan, cómo respetan las reglas y cómo se manejan ahora en las calles con la frente alta. Lo que se generó es sin duda algo muy bueno", concluyó Amore.
En Rosario estudian alternativas
Mientras Paraná comenzó con el canje de caballos por motocarros, en Rosario se estudian alternativas para terminar con la tracción a sangre, en una ciudad donde hay 1.500 equinos en circulación a los que se les colocaron sendos chips y pasaron a formar parte de un registro, y donde 1.700 personas trabajan con los 1.300 carros que hay en actividad. El panorama y el trabajo del municipio, por supuesto, son muy diferentes a los de la capital entrerriana, donde la cantidad de actores es al menos cinco veces menor a la de Rosario.
“Hay que tomar dimensión que la cuestión en Rosario es muy compleja y, por ende, demanda soluciones complejas, con un trabajo de hormiga como el que se está realizando para lograr la reconversión de esta actividad laboral. Sin perder el objetivo de erradicar la tracción a sangre, todo el esfuerzo está puesto en recorrer un trayecto de inclusión social”, señaló a La Capital Susana Bartolomé, subsecretaria de Economía Solidaria de Rosario.
La funcionaria detalló que, según las condiciones, edad, e intereses de los relevados, surgieron múltiples alternativas para modificar su situación. “Los adultos, los de edad más avanzada, son los más renuentes porque piensan: «Lo hice toda la vida y lo amo. No puedo y no quiero»”. En cambio los más jóvenes, por ejemplo, no quieren esta actividad para su vida, por lo que la solución es más sencilla. De todas maneras, hay que trabajar muchas cuestiones para acceder a otros empleos”.
En este sentido, comentó que ya se brindaron cursos de albañilería y electricidad y que, en función de la experiencia, hoy “comenzamos en el barrio La Lagunita con otra modalidad, de una forma más intensiva, con grupos más pequeños. También con algunos con más posibilidades intentamos desarrollar emprendimientos”.