Desde 1895, cada dos años, la fundación cultural Bienal de Venecia, organiza la Exposición Internacional de Arte de Venecia, conocida como Bienal de Arte de Venecia. Ese encuentro es considerado, en su género, el más importante de Italia y uno de los más relevantes del mundo. Además, organiza otras exposiciones, centradas en la música, el cine, el teatro, la arquitectura y la danza.
Debido a los inconvenientes que impuso la pandemia por el coronavirus, el año pasado no se desarrolló este importante evento de trascendencia internacional. Y en esta temporada, finalmente se pudo llevar adelante, con el formato que estaba planteado para 2020, al que le sumaron algunos cuidados sanitarios.
En el inicio de esta edición, la entregaron el León de Oro (uno de los reconocimientos más importantes de la exhibición) al arquitecto español Rafael Moneo, un galardón a la trayectoria profesional. En ese marco de expectativas, la muestra de arquitectura estará abierta hasta el 21 de noviembre.
Quienes visiten en la exposición de arquitectura el Pabellón Argentino, que cuenta con la curaduría del Arq. Gerardo Caballero, en la Bienal de Venecia que se está llevando a cabo actualmente, y tiene como lema “Cómo viviremos juntos”, se encontrarán con una sucesión de espacios indefinidos que serpentean a lo largo de una pared que los articula y los vincula.
Esa pared proviene de una manipulación geométrica de la tradicional casa argentina, y su color rosa sugiere aquella técnica que se utilizaba por estas tierras al mezclar sangre de buey con cal.
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"La casa infinita", como se denomina este proyecto del Arq. Gerardo Caballero, nacido en la localidad de Totoras y residente en Rosario desde hace varios años, representa al país en la exposición internacional de arquitectura de la Bienal de Venecia. Esta obra cuenta con la colaboración de Paola Gallino, Sebastian Flosi, Franco Brachetta, Ana Babaya, Leonardo Rota, Emmanuel Leggeri, Sofia Rothman, Gerardo Bordi, Edgardo Torres y Alessandro De Paoli.
Según la descripción de sus autores: “El proyecto reflexiona sobre la identidad de la casa popular argentina y sobre la historia de la vivienda colectiva en el país, explorando tanto ejemplos públicos como privados. La casa infinita busca extender los límites de lo doméstico y remarcar la importancia de lo colectivo por sobre lo individual, determinando que una casa puede ser mucho más grande que la propia vivienda: puede ser la ciudad, el país y hasta el mundo".
Y agregan: “No se puede entrar a La casa infinita; siempre estás dentro de ella. Es tan grande que no puedes irte. Es abierta y amplia, sencilla y discreta. La casa es tan grande que puedes recorrerla a pie, en bicicleta, coche, tren, autobús o incluso en avión. Tiene jardines, montañas y praderas. Tiene pequeñas habitaciones, camas y mesas. Cada espacio está conectado. Dar vueltas por la casa se convierte en un viaje para toda la vida”.
Además, se encuentran en el Pabellón una serie de obras y proyectos representativos de Vivienda Colectiva construidos en Argentina, de iniciativa pública o privada, producto de concursos o inversiones,
El énfasis de la curaduría es poner énfasis en proyectos donde los espacios comunes cuenten con un rol fundamental en la manera en que quienes lo habiten se relacionen y elijan vivir juntos.
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