Pablo Sánchez utiliza la entrevista como una pausa reparadora luego de un par de
días caminados a ritmo de taquicardia. Todavía no asumió funciones, pero la realidad de Central no
esperó ni que se acomodara. Un par de horas antes de subirse formalmente al escenario como el
reemplazante de Madelón, Vitamina recibió a solas a Ovación en su casa. Fue un viaje sin escalas al
mundo interno del flamante entrenador canalla. Qué piensa y cómo vive un hijo dilecto de la casa en
el momento que siempre soñó.
—¿Todavía estás en el aire o ya caíste que sos el
nuevo técnico de Central?
—Estoy muy consciente porque la misma realidad me
hizo ver las cosas. Aunque debo confesar que me sobrepasó la dimensión que tomó todo. Me llamó
gente para felicitarme que nunca hubiera imaginado. Estoy en un lugar difícil de llegar y ante un
desafío a la altura de lo difícil que me resultó llegar. Ser técnico de Central me llegó mucho
antes de lo que lo había soñado cuando era jugador.
—¿Estás preparado para asumir semejante desafío?
—Me siento preparado y me sobran ganas. Lo que más me
da confianza son mis ganas y las que tienen los integrantes del cuerpo técnico. Es fundamental para
que este proyecto termine de la mejor manera. La actitud de la gente la descuento porque es
natural. No es casualidad que vayan 40 mil personas en los partidos en el Gigante y 5 o 6 mil en
condición de visitantes. La idea está, el equipo de trabajo también, pero si todos no tenemos
actitud estamos destinados al fracaso.
—¿Por tu inexperiencia tenés más cosas para perder
que para ganar?
—La verdad, no me planteé eso. Podría haberme quedado
en mi casa, vivir de rentas y mirar a Central por televisión. Pero mi objetivo y mis convicciones
no me lo hubieran permitido. Es más, muchos me dijeron que ponía en riesgo todo lo que había ganado
como jugador.
—¿Y qué les contestaste?
—Que no me importa ponerlo en riesgo. Espero que la
gente entienda porqué asumí el desafío. Voy detrás del gran sueño de mi vida. Ojalá me salga bien,
pero si me sale mal, me queda la tranquilidad de haberlo intentado.
—¿Te sorprendió que Usandizaga te eligiera a vos
cuando se cayó la posibilidad de Bauza?
—No, tampoco siento que le gané una carrera a Bauza,
Russo u otro técnico. No lo analizo desde ese lugar. Me llegó el momento y ahora todo depende de mi
trabajo. Además no puedo correr ninguna carrera con semejantes entrenadores y con las trayectorias
que los avalan. Sería un irrespetuoso si pensara eso.
—¿Tenés un plus porque conocés a Central desde todos
los lugares posibles?
—Tengo un plus si logro transmitirle a los jugadores todo lo que
asimilé cuando estaba adentro de la cancha. Trataré de que los jugadores se den cuenta de que están
en un grande de verdad. Es fácil decirlo, pero cuando sos jugador no te das cuenta de eso porque
estás concentrado en otras cosas. Si logro que ellos disfruten de jugar en Central, seguramente los
voy a potenciar como futbolistas. Yo lo comprendí recién cuando dejé de jugar y cuando me puse a la
par de los hinchas.