Villa Zavaleta y la favela Cidade de Deus muestran la otra realidad del Mundial
"Esto es fútbol, no es una guerra", dijo René Houseman, DT del equipo argentino en el partido jugado en Rio de Janeiro, en el marco de la cobertura que realiza la revista "Garganta poderosa".
16 de junio 2014 · 20:35hs
La Villa Zabaleta de la Argentina y la favela Cidade de Deus (Ciudad de Dios) jugaron un partido de fútbol en Río de Janeiro, como gesto de confraternidad y en el marco de la cobertura que la revista “La Garganta Poderosa” realiza del Mundial para reflejar el aconteciminento deportivo desde otra realidad.
En el evento participó el ex jugador René Houseman como técnico de la Zabaleta, quien aseguró: “Esto es un partido de fútbol, no es una guerra. Hay que demostrarle al mundo que los villeros somos gente honesta y trabajadora y dejar todo por Argentina”.
El resultado fue de 7 a 5 a favor de Cidade de Deus pero la consigna del partido, que terminó al grito de “el pueblo unido jamás será vencido” fue “ganamos todos”.
“Garganta Poderosa”, revista argentina de cultura villera, recibió financiación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) para decir presente en la Copa del Mundo y cubrir el mayor acontecimiento del fútbol desde la mirada de las villas.
Para ello destinó a catorce integrantes para estar en su primer mundial de fútbol, en el que buscarán contar “la otra realidad” del evento que congrega la atención del planeta.
El contigente montó su base en la favela pacificada de San Marta, en un cerro sobre el barrio carioca de Botafogo, y tiene un líder de lujo: el ex futbolista villero René Houseman, campeón mundial en Argentina 1978.
En el partido frente a Cidade de Deus, la producción de la revista destacó que en ese evento “la favela se funde con la villa, para jugar su propio picado contra la discriminación, trabando ante el mercado de la demonización”.
Sostuvo además que aparte de organizar el partido, “los dos queríamos ganarlo, pero mucho más querí¡amos jugarlo, para demostrarle a toda la gente que la realidad es diferente al imaginario que construyen del barrio, en el cine o en el diario”. (Télam)