El temor a que Mercedes arrasara en esta temporada de Fórmula 1 se disipó ayer con un destello rojo de Ferrari cuando un emocionado Sebastian Vettel ganó el GP de Malasia y se proclamó como serio candidato al título. El alemán dio en Sepang un golpe en el tablero de la máxima al conseguir su primera victoria en la casa italiana y poner fin al dominio de las flechas de plata en la segunda cita del calendario.
Sin dudas, el cuádruple campeón (Vettel) dio la gran sorpresa al superar por 8,5 segundos al Mercedes de Hamilton, el líder de la clasificación, poleman, actual campeón y gran favorito. Tercero quedó la otra flecha de plata, la de Rosberg, en una jornada aciaga para Alonso y McLaren.
La mayoría predecía una nueva temporada desigual después de que Mercedes lograra los dos primeros puestos en Australia. Pero dos semanas más tarde, la imagen fue muy distinta. Ferrari aprovechó las altas temperaturas del circuito de Sepang y algunos errores poco habituales de las fechas para acabar con su sequía de victorias de mano de su nueva figura.
En tanto, Fernando Alonso se debe haber imaginado otro comienzo con McLaren-Honda. El español chocó con la realidad al haber abandonado primero por un problema de refrigeración en la vuelta 22 y asistido después al triunfo de Ferrari.
“Estoy feliz. Es un día muy especial y siempre será una parte de mí”, fueron las primeras palabras que lanzó Vettel, quien ayer dejó las cosas en su lugar.