Beto Valdivia aún está conmovido por la tragedia que se produjo en el estadio de Querétaro, de la cual pudo escapar ileso junto a su esposa no sin antes vivir momentos de mucha angustia y miedo. Unos minutos después de tomarse una selfie con su pareja, ambos sonrientes y con la camiseta de Atlas en virtud de que estaban conmemorando un aniversario del vínculo, el escenario se convirtió en una guerra atravesada por el terror y la crueldad.
Valdivia ofreció un conmovedor testimonio vía Twitter de lo que ocurrió el sábado por la noche en el estadio La Corregidora al promediar el segundo tiempo, cuando los hinchas locales agredieron de manera salvaje a un minúsculo grupo de Atlas, provocando un desbande hacia el campo de juego y al exterior de la cancha, con más de una veintena de heridos y algunos de ellos internados en grave estado.
"Esta foto nos la tomamos 15 minutos antes de la tragedia, celebrábamos parte de nuestro aniversario y justo en ese momento platicábamos que nos tocó 'muy buen lugar', atrás de las bancas, sin sol y con gente tranquila. Le decía a mi esposa: de todos los partidos de visitante que he vivido es en el que he visto a más familias y niños de Atlas", abrió Beto su relato.
Pero todo cambió en cuestión de minutos. "Notábamos peleas en diferentes sectores del estadio, sin ningún personal de seguridad que se acercara a separarlos. La barra de Gallos (Querétaro) se movía en masa hacia los pasillos. En ese momento supe que ya estábamos en alto riesgo", señaló.
A esa altura la escalada de violencia cubrió los diferentes lugares del estadio, según pudo observarse en los videos que difundieron los medios, a tal punto que tendieron unos puentes hacia el campo de juego para que los asistentes puedan escapar de las plateas y evitar ser víctimas. "Toda la gente de Atlas que estaba en la zona oriente saltó a la cancha para buscar resguardo bajo el estadio. Volteando a mi alrededor cada vez veía a menos rojinegros en la zona de butacas, buscaba a alguien que nos auxiliara. Mi esposa ya no se podía contener y quería que saliéramos corriendo de ahí", agregó Valdivia.
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"Comenzamos a subir las escaleras más por la presión de los gritos de la gente que por nuestra voluntad. Afortunadamente antes de salir al pasillo una persona de Querétaro nos frenó y nos dijo: No salgan, quítense ya sus playeras. A la par un grupo de personas nos rodearon cubriéndonos en lo que me quitaba mi playera, un chavo de Querétaro desesperado le entregaba su playera a mi esposa para que se la pusiera encima", detalló, sobre cómo hinchas locales le brindaron asistencia para evitar que sean lastimados.
"Un señor de la tercera edad y su hijo se pusieron a nuestro lado y dijo 'nosotros los sacamos', pidió a su hijo que me diera la sudadera a pesar que él no quería por el mismo miedo de sentirse en riesgo por ayudarnos. A estas personas solo puedo decirles infinitas gracias", describió Beto..
Mientras esto sucedía, el estadio era un pandemonio, y la violencia ya estaba totalmente fuera de control. "El camino hacia nuestro coche fue eterno, vimos ya a personas inconscientes tiradas en el suelo, las personas que estaban con nosotros nos acercaron hasta un puesto para comprar una playera y ellos pudieran irse a su destino", indicó.
Valdivia comentó que se cruzaron a dos personas buscando a hinchas de Atlas "con armas indescriptibles, una especie de tubos rodeados con cadenas, imposible que las hayan hecho en ese momento, ya lo tenían preparado; las arrastraban en el pavimento para que rechinaran causando aún más terror", dijo.
"Pido se haga justicia y paguen todos los involucrados en esta tragedia. Y ruego por las personas que salieron malheridas y sus familias que hoy están sufriendo, difícil creer que no haya personas muertas", concluyó Valdivia.