¿Qué es de la vida de Matías Fondato, aquel exvolante de Newell's que logró el título en 2004? La pregunta aparece por sí sola cuando se menciona el apellido del mediocampista que surgió de las inferiores leprosas y logró participar del equipo que dio la vuelta olímpica de la mano del Tolo Gallego. Por supuesto que el oriundo de General Gelly transitó por varios equipos de distintos países como Paraguay, Grecia y Bélgica, por citar algunos, hasta que de casualidad llegó a Inglaterra tras colgar los botines. Y a partir de ese instante inició otra vida, más allá de que el vínculo con el fútbol lo conserva ya que trabaja en las inferiores de Newcastle. Ahí surgió su otra faceta: la pintura. "Es lo único que me llenó el vacío que me dejó dejar de jugar", sostuvo Fondato en la charla con La Capital desde su casa, donde está afrontando la cuarentena en Inglaterra y lugar donde pintó a Gerardo Martino y Mauricio Pochettino, entre otras tantas figuras del deporte. En el extenso diálogo el exvolante contó que los ingleses "subestimaron la situación" de la pandemia del coronavirus y que actualmente "el tema está bravo". A la vez, repasó su andar por Ñuls, la satisfacción por haber jugador en la primera y que "me hubiese gustado tener la chance de disputar tres o cuatro partidos seguidos".
Eran cerca de las 20 horas de Inglaterra cuando Fondato comenzó a relatar, en diálogo con este medio, la situación que está atravesando el país, donde "se la ha subestimado más aún después de tener ejemplos de lo que sucede en España e Italia. Los agarró a ellos con poca información, pero a pesar de eso se subestimó todo, no sólo lo hizo la gente sino el gobierno, que estableció el encierro un poco tarde. Yo hace un mes que ni salgo. Ayer fui al súper y vi mucha gente en la calle sin barbijo, el parque lleno, igual que los trenes. Llama la atención. Hoy hay 800 muertes por día; está bravo el tema".
- Muchos gobiernos miran lo económico y dejan de lado la salud, pero si se tiene en cuenta lo segundo afecta lo primero. No queda otra, todos van a padecer esta crisis.
- Hay otra mentalidad, otra cultura. Se prioriza la parte del orden, economía, organización y por eso no se tomaron muchas medidas. El primer ministro estuvo internado por coronavirus. Esperemos que después de todo lo que pasa sea más estricto, sobre todo en el control. Porque si no ponés límites la gente sale y, además, no hay policías en la calle. El otro día vi fotos de Londres con tres mil personas en un parque. Increíble.
- Te cambio de tema, ¿cómo apareciste en Inglaterra?
- Tras retirarme en 2014 vine a visitar a Fabricio Coloccini, que fue compañero en la selección juvenil. Quería ver partidos de la Premier League porque era una debilidad que tenía. Me gustó mucho el lugar, hablé desde chico inglés y surgió la chance de quedarme. Estaba en esa transición de que no sabía qué hacer, si ser técnico o agente… Quería seguir ligado al fútbol de alguna forma. No es fácil de un día para otro dejar de hacer lo que hiciste durante 20 años. Realicé el curso de DT, conseguí trabajo en Newcastle y me vine desde Bélgica. Coloccini y Jonás Gutiérrez se volvieron a Argentina y yo me quedé acá, ja.
- ¿Te vas a quedar a vivir para siempre ahí y General Gelly lo dejás para ir de vacaciones?
- Sí, ja. Una vez por año voy a pasar las fiestas. Tengo ganas de quedarme, no sé si acá en Newcastle, pero sí por la zona. Hoy si me preguntás si volvería a Argentina te digo que es muy difícil. Nunca hay que decir nunca, pero también me fui de mi casa a los 14 años y tengo una independencia importante. Jamás me costó adaptarme y hablando inglés se me hizo todo sencillo. No la pasé mal.
- Muchos dicen que es difícil vivir en ese país por el clima, pero a otros les ha encantado.
- Es una cultura diferente. No es mejor ni peor. Te acostumbrás a un orden donde todo funciona. Pagás impuestos, pero lo tenés reflejado en la salud que es gratis, los lugares públicos, la educación... Vale la pena pagar, no digo con gusto, pero te lo devuelven en inversiones. El tren pasa a horario, llegás un minuto tarde y lo perdiste.
- Desde lo futbolístico en tu carrera, ¿qué creés qué te faltó y de qué te sentís orgulloso?
- Jugar en la primera de Newell’s era mi sueño después de tantos años en inferiores y lo cumplí. Haber sido parte de una juvenil, del Ñuls campeón 2004, quizás no tanto desde adentro pero me siento parte. Me hubiese gustado tener más chances en Newell’s de disputar tres o cuatro partidos seguidos. Obtener la confianza de un DT. Por distintos motivos no se dio y no es una queja. Y si no pasaba lo que sucedió no estaría hoy acá. Me quedó esa espina de tres o cuatro encuentros consecutivos y ver qué pasaba.
- Es uno de los temas que afrontan los jugadores surgidos de las inferiores, donde hay tanta exigencia de todos de ganar o ganar que no tienen la continuidad necesaria.
- Eso es verdad. A mí me tocó jugar en Europa, que es a lo que uno aspira. Cruzar el charco. No cambiaría nada de lo que me pasó porque si no no sería la persona que soy hoy. Estoy tranquilo, disfruté mucho y viví como muchos jugadores más pálidas que buenas. Fui campeón en un torneo con mi país y en un campeonato con Newell’s. No es poco.
- El sueño de todo pibe es llegar a primera, triunfar y "cruzar el charco", como dijiste. Ir a Europa a hacer una diferencia económica. Hoy va a ser difícil, por todo lo que pasa en el mundo, que los clubes puedan comprar e invertir millones de euros en futbolistas argentinos o de otros países.
- Hay un estado de incertidumbre importante. El jefe de scouting del club me dijo que no van a hablar con nadie porque no se sabe lo que pasará. Hay una presión de la liga que tiene muchos sponsors de China y Estados Unidos. La misma Premier League está tambaleando porque si no se termina en cierta fecha esas empresas pueden reclamar. Es más, el fútbol se iba a jugar, pero se paró porque el DT de Arsenal, Mikel Arteta, estaba contagiado de coronavirus. Si no se jugaba y con gente. Hay muchos intereses en juego. Gran parte de los ingresos son extranjeros, sobre todo de la TV. Por eso hay recortes de salarios de jugadores. No es nada fácil todo esto y no se sabe cuándo se volverá a jugar.
- En lo personal, hay una faceta que tenés y que para muchos es desconocida y que es pintar cuadros, hacer retratos. ¿Cómo nació eso?
- Siempre me gustó dibujar y hace tres años hice una pintura a un jugador amigo (Deandre Yedlin, norteamericano y de Newcastle) que le gusta el arte. Le dije que lo iba a pintar, se rió y cuando se la di le gustó mucho. La posteó en Instagram y ahí empezaron a preguntar por el “artista”. Para mí era un hobby. De Yedlin me hice muy amigo en el club porque había jugado con Mauro Rosales.
- ¿A partir de ahí empezaste a retratar a otros futbolistas?
- Sí. Empecé con el Colo Ansaldi, Nicolás Spolli, Willy Caballero, Ignacio Scocco… La promoción fue el "boca en boca" y ahí me pidieron los jugadores de Newcastle, franceses, españoles y la verdad que fue algo no forzado. Es fuerte lo que voy a decir, pero es lo único que me llenó el vacío que me dejó el dejar de jugar al fútbol. Luego pinté al Tata Martino, al Gato Formica, Mauricio Pochettino, Fernando Belluschi… El otro día Diego Maradona me comentó una pintura y casi me muero.
- ¿A Bielsa lo viste?
- Nunca tuve la chance de hablar con él, me encantaría compartir un café. Es oro puro, ja. A Mauricio Pochettino si me lo crucé gracias a un amigo belga que es periodista. Me invitó a un entrenamiento y me trató de maravilla.
- ¿Recibís pedidos de pintura y tenés muchas para hacer?
- Sí, tengo un par de meses de demora. A mucha gente no le va a gustar lo que voy a decir, pero la paso bárbaro en este momento porque me armé de bastidores y pinturas para trabajar en casa. Aprovecho la cuarentena, ja.
- ¿Cuánto tiempo te lleva un retrato?
Depende, pero uno normal cerca de una semana. Ahora lo hago más rápido porque no tengo otra cosa que hacer, pero durante la temporada normal no puedo dedicarme. Lo que sí te digo es que disfruto mucho de esto.
- ¿El oficio de pintar salió de casualidad o tomaste algún curso?
- No, siempre me gustó dibujar. Cuando estaba en el pueblo, con 7 años, hacía dibujos. Recuerdo que cuando iba a la escuela en vez de prestarle atención a lo que decía la maestra dibujaba. Pero pintar de lleno hace tres años que me dedico. Me largué y, por suerte, salió bastante bien.