La excursión a Liniers fue demasiado traumática para Central y cada faceta del juego hay que anotarla en la columna del debe. Fue vulnerable atrás, le costó hacerse patrón del medio, no supo amigarse con la pelota y encima dilapidó las chances netas que tuvo para marcar. Como si esto fuera poco también vio la tarjeta roja Víctor Salazar. Una tarde torcida por donde se la mire. Y un replanteo que deberá hacer el Chacho de cara a lo que viene.
Central estiró la siesta en la soleada tarde de Liniers. Porque ingresó a jugar con lagañas en los ojos, no se lavó la cara en el vestuario y un austero y aguerrido Vélez lo despertó con una estocada que lo dejó atónito. Todavía los equipos se estaban acomodando cuando Marco Torsiglieri se hizo un nudo con la pelota en la puerta del área, derivó en el remate picante de Maxi Romero que tapó Sosa, pero el rebote cayó en los pies de Mariano Pavone, que sin piedad mandó el balón al fondo de la red. Duro golpe y a remar de atrás.
Enseguida un cabezazo a la carrera de Romero encontró una buena estirada de Sosa, que evitó la segunda caída. Central estaba confundido, aturdido, errático, con las líneas separadas y todos los rebotes caían en las camisetas de un Vélez que salió a morder en cada sector de la cancha y nadie puede reprocharle la victoria.
De a poco comenzó a despabilarse el Canalla. Pero ya con la mochila a cuesta de tener que remontar el resultado. Giovani Lo Celso tuvo algunos flashes de notable calidad y promediando la etapa frotó la lámpara. Lanzó la bocha justa para el pique de Marco Ruben, que no pudo cruzar el remate ante el achique efectivo del arquero Aguerre.
La otra clara aproximación para igualar la tuvo José Luis Fernández, que en diagonal al arco y dentro del área, en absoluta soledad, no pudo vulnerar la tapada de Aguerre. Al descanso.
Pero todo lo que planteó el Chacho en el vestuario en el entretiempo para revertir el resultado se hizo trizas en un minuto. Porque Caire capturó la pelota en la mitad de la cancha y se animó a encarar sin que pudieran detenerlo. Cedió la pelota a Romero, centro y gol de Pavone. A cobrar. Sensación de final prematuro del partido. Pero si algo le faltaba a Central para tener una tarde de perros en Liniers fue la expulsión infantil de Salazar tras el manotazo a Pavone. Roja directa y reincidencia del joven lateral canalla.
Era tal el desconcierto auriazul que a los 17' chocaron entre ellos en la mitad de la cancha Musto, Torsiglieri y Burgos en el afán por despejar la pelota. Una postal de la jornada empiojada de los canallas.
El Chacho reagrupó la tropa, Villagra se cerró como zaguero ante la salida de Esteban Burgos. Y dieron una mano para cubrir las bandas Montoya y José Luis Fernández. Entró Bordagaray arriba y Camacho como volante y ambos tuvieron chances para descontar, pero les faltó precisión en el último toque.
Vélez casi lo liquida al final con cabezazo del ingresado Barcos. Lo mejor que le pudo pasar a Central era que termine el partido. Y eso ocurrió, aunque sin el resultado ni el rendimiento deseado.