Maradona es tan omnipresente, su regreso al fútbol argentino fue tan impactante, que hasta el clásico rosarino quedó en un segundo plano. Es cierto que entre fecha y fecha medió la eternidad de dos semanas, pero no más cierto es que sólo se habló por estos días del regreso de Diego a la conducción técnica y en Gimnasia La Plata. De hecho, mereció tres tapas de Ovación, cuando si no fuera por este acontecimiento seguramente hubieran sido dedicadas todas al próximo Central-Newell’s. Pero la gran novedad llegó ayer a su pico máximo, con su presencia en el bosque y la posterior conferencia de prensa. Hoy sí, el Central-Newell’s del próximo domingo a las 15.30 (que comenzará horas después de que termine Gimnasia-Racing) empezará a cobrar más relevancia. Y entre todas las aristas desde que se puede mirar este emblemático partido, una de ellas es a través de sus cuerpos técnicos. Hacía mucho que en el banco de canallas y leprosos no se sentaban dos extraños a la historia de ambos clubes, mucho más que no lo hacían además dos debutantes en estas lides y más aún que sea en el Gigante de Arroyito.
En efecto, a Diego Cocca y Frank Kudelka los une con Central y Newell’s un breve recorrido como para ser más reconocidos por sus hinchas. En ese sentido, esta oportunidad es única para ellos si es que pretenden convivir más cómodos con sus circunstanciales simpatizantes, aunque justo es decir que las necesidades de canallas y leprosos trascienden la importancia única que tienen este tipo de partidos. Los dos están demasiado comprometidos con el promedio como para pensar que nada importa más que lo que ocurra el domingo en el Gigante. Y en ese sentido, para ambos cuerpos técnicos que cargan sobre sus mochilas ese peso, los puntos son más valiosos que el folclore de alrededor.
Es cierto que la buena cosecha que supieron conseguir en este arranque de Superliga les quita algo de presión. También el hecho de que el clásico se juegue en la 6ª fecha, sin dudas una medida acertada a la hora de decidir el fixture. Hoy nadie se pondría colorado por un empate que reparta una unidad a cada uno para seguir peleando duro desde la próxima fecha. Tal vez Cocca y Kudelka lo sepan más que nadie, aunque nunca lo admitirán públicamente, claro está.
Alguna vez Cocca hizo enojar a los hinchas de Racing cuando dijo que prefería perder un clásico pero ganar el título. Dicho y hecho. Perdió con Independiente, la dirigencia lo bancó y después se ganó el aplauso con la vuelta olímpica en el Cilindro. Esa declaración antipática tenía que ver con lo que dicta la razón antes que el corazón y era lógico, el técnico nada tenía que ver con la historia de la Academia como ahora tampoco con la de Arroyito. Después de varios clásicos que jugó ante Independiente, será el turno del segundo que afrontará en el fútbol argentino y seguramente será políticamente correcto. La importancia de un triunfo está de más decirla, porque saldrá automáticamente de zona de descenso para tal vez dejar a su rival en ella, pero tal vez piense que será vital salir indemne.
Otro tanto corre para Kudelka, que tiene más clásicos en el lomo que Cocca aunque de menor relevancia que Central-Newell’s. Que tratará de ganar el clásico, parece redundante, pero sería al que menos le dolería un empate, porque se mantendría arriba en el promedio que su rival. Frank llega apenas a 4 partidos oficiales en el mundo rojinegro y, como su colega canalla, ha expresado que el camino es extenso y piensa en el largo plazo. La ecuación de ganar en casa más allá de que lo pase afuera, le funciona y de hecho vale más en puntos que empatar de local y de visitante, como le pasó al equipo auriazul en las dos últimas jornadas.
Cuenta entonces tanto para el técnico leproso como para el canalla racionalizar mucho el encuentro del domingo y en ese sentido puede ser un handicap no pertenecer, aunque el resultado deje secuelas de una u otra forma. Un clásico prácticamente de entrada, con el respaldo de buenos inicios y sin el rótulo de determinante, hacen que Cocca y Kudelka tengan motivos para prepararlos sin inmiscuirse en una locura que muchas veces es inconducente y que hoy al menos no los involucra.
Pocas veces se vivió una situación así, de dos técnicos conduciendo a los equipos rosarinos que nada tienen que ver con su pasado y que sean debutantes en un clásico. La última vez fue en 1993, cuando Newell’s con Eduardo Manera y Central con el rosarino Vicente Cantatore al mando, igualaron 1 a 1. Pero aquel fue en el parque Independencia. Para remitirse al Gigante hay que retrotraerse a 1980, cuando los rojinegros del uruguayo Luis Cubilla vencieron 3 a 0 a los auriazules de Roberto Saporiti. Y también en Arroyito, en 2006, fue la última vez que el derby local contó con entrenadores extrarosarinos. Fue victoria por 4 a 1 del conjunto de Néstor Gorosito por sobre el de Nery Pumpido, pero la particularidad fue que mientras Pipo era debutante, el arquero de la selección campeona del 86 ya había dirigido en dos clásicos, con un triunfo y un empate.
Cocca y Kudelka a su vez ser verán las caras por tercera vez en sus carreras. En ambos salieron 1 a 1, dirigiendo a Defensa y Huracán en 2014 en el Ducó por la BN, y en primera en 2017 en Avellaneda, en Racing y Talleres. ¿Se romperá la parda? El domingo tendrán el bautismo en la historia grande del fútbol rosarino. Por ahora son agnósticos de la emoción del clásico más pasional.