¿Los dirigentes piensan en sus clubes? ¿Buscan y trabajan pensando en el amor hacia los colores de sus equipos? ¿Los directivos de la AFA quieren llegar y estar arriba porque defienden el fútbol? ¿Todos intentan alcanzar el poder con el fin de sacar adelante una entidad o, en este caso puntual, el deporte más hermoso del mundo? ¿Es tanto el amor que todo lo hacen ad honórem, sin beneficios ni réditos personales? (aclaración: los directivos no tienen sueldo). Las preguntas no son actuales, se repiten desde hace años y no existen respuestas firmes, sólo pensamientos, sospechas nunca comprobadas. Sí es cierto que en diversas ocasiones muchos dirigentes fueron criticados públicamente por sus cambios de estatus de vida. O porque dejaban sus actividades personales para estar día a día en una institución. "¿De qué vivían?", se preguntaban muchos (y lo siguen haciendo). Aquellos empresarios y poderosos económicamente quizás podían darse ese gusto por el famoso amor. Otros, más terrenales y cuyo sostén era un sueldo, era difícil de explicar. Igualmente, en el fútbol todo quedó bajo sospecha. Nunca en acciones concretas, denuncias y/o investigaciones. De hecho, ¿cuántos dirigentes que fueron señalados por los desastres cometidos en un club fueron investigados o terminaron enjuiciados? En el fútbol parecería que ahí no llega la ley con fuerza. Y donde los negociados son sencillos de realizar sin dejar huellas, sólo sospechas. Y sin pruebas no hay chances de denunciar o investigar, más allá de que la realidad pueda dibujar otra cosa. En el fútbol pasan cosas, existen negociados, tranzas y demás. Por eso está como está, en una situación casi terminal. Pero como decía Julio Grondona: "Todo pasa". Y a lo que hay que agregarle: "Nada (o casi nada) se investiga".