Por más que digan que Argentina es un país federal, cualquier persona con dos
dedos de frente sabe que Dios sólo atiende en Buenos Aires. El rugby argentino no escapa a esta
realidad y hasta podría decirse que en algunos casos quedan aún más al desnudo las grandes
diferencias que existen y hacen con el interior.
Si todo va bien, Rosario recibiría a Los Pumas en la
primera semana de junio ya que el sábado 7 enfrentarían a Escocia en el Gigante de Arroyito en el
primer partido tras la exitosa campaña que tuvieron en el Mundial de Francia donde ganaron la
medalla de bronce.
Pero ver jugar a Los Pumas afuera de la General Paz parece
ser que no es tan fácil. Eso sí, tiene su precio. Se hicieron innumerables asambleas para defender
el amateurismo de los clubes y la forma que deben seguir para generar ingresos, pero cuando aparece
un evento de este tipo, todo se transforma en un exacerbado profesionalismo sin importar el impacto
que puede tener ver jugar al seleccionado argentino en otro lugar que no sea Buenos Aires. Los
números son crueles y en ese sentido parece ser que a la UAR lo único que le interesa es que le
cierren los números.
Cuando Los Pumas juegan en Buenos Aires algún test match,
es la UAR la que se hace cargo de todos los gastos, pero si el partido se traslada al interior, el
gasto que se genera se traslada a la Unión sede del partido, aunque no se transfieren todos los
recursos extras como podrían ser la TV o la publicidad estática. En otras palabras: la Unión
Argentina no se hace cargo de los gastos pero sí es socia en las ganancias que pueda originar.
Sumado a todos los gastos, la UAR establece que se debe
pagar un canon de 90 mil dólares, que será destinado a los viáticos de los jugadores (¿lo cobrarán
Los Pumas?) y el 30% o 130 mil pesos como piso de la recaudación por entradas. Pero para obtener
estos recursos, que entre gastos y pagos rondan el millón de pesos, la UAR les tira a las uniones
una soga... Pero finita: sólo da la posibilidad de poner dos sponsors que no sean competencia
directa con los que tienen ellos y el resto de la venta de entradas.
Dentro de las condiciones que impone la UAR para que las
uniones provinciales sean sede de partidos internacionales de Los Pumas, hay algunas que son
lógicas como que Los Pumas y Escocia, en este caso, deben viajar en distintos vuelos, que el
régimen de comidas y de alojamiento debe ser excelente para que los equipos estén cómodos y no les
falte nada; pero hay otras que no dejan de llamar la atención, como por ejemplo que la unión
provincial se haga cargo de los traslados aéreos Buenos Aires-sede-Buenos Aires de 18 miembros del
Consejo Directivo de la UAR y no sólo eso, sino también de las dos noches en hotel 5 estrellas en
habitaciones dobles matrimoniales donde pernoctarán los días del partido.
Muchas veces no es que Los Pumas no quieran venir a jugar al interior o que los
dirigentes locales no hagan el esfuerzo. Es que los requerimientos de la Unión Argentina son lisa y
llanamente leoninos. Marcan una distancia que hace imposible que se pueda aprovechar la fiebre que
provoca la Pumamanía, esa que de verdad hace crecer el rugby de todo el país. l