"Seguramente va a llegar el día en que este partido se pueda jugar con los dos públicos. Trabajamos para que día a día sea un partido normal y cada vez puedan haber más clásicos al año", la frase pertenece a Cristian D'Amico, el vicepresidente de Newell's. "Hay que normalizar lo que es jugar un clásico. Es uno de los partidos más lindos del mundo, de los más pasionales, y por eso hay que tratar de jugarlo más, y además venderlo hacia afuera", fueron las palabras de Rodolfo Di Pollina, el presidente de Central. Coincidencia plena. El primer paso para que esto pueda hacerse realidad. Que desde las dirigencias de los clubes rosarinos apuesten por jugar. Es que no alcanza con hacerlo una vez al año, o dos, según el fixture de primera división. Ni hablar de que suceda lo mismo que en 2018, que el único que se disputó fue lejos de Rosario, en Sarandí (por Copa Argentina), y sin hinchas. Eso no se debe repetir. El tema es "jugar más", como expresaron los dirigentes.
El clásico es "el partido de la ciudad", el que todos esperan, el que todos quieren ganar, pero se trata sólo de 90' de juego, y debe tener revanchas en forma continuada, sin dramas.
Con determinación es más fácil que suceda, y con la colaboración de los organismos de seguridad el camino se allana. Llegar a un acuerdo no puede ser muy difícil, lo demostraron las partes ayer al reunirse en la sede local del Ministerio de Seguridad, en calle Santa Fe al 1900, en el cónclave en el que rojinegros y canallas estuvieron con el ministro provincial Maximiliano Pullaro en torno a la organización del operativo para el partido del domingo en el Coloso (ver aparte).
Y a su vez, Pullaro también se pronunció a favor al reconocer que "se ve la mejor buena voluntad. Hay buen clima desde la dirigencia, buen clima entre los jugadores. No debería haber ningún inconveniente en el clásico" y en "jugar más".
Obviamente, en la reunión también se les preguntó a los directivos por los hechos violentos que de tanto en tanto se ven, como por ejemplo lo sucedido el martes con algunas pintadas y quemas de paredones con colores rojinegros y auriazules, y ambos minimizaron la cuestión, más allá de que también hay que reconocer que existen.
D'Amico reflejó que "a veces no hay que hacer tantos análisis porque, en general, la gente se comporta muy bien y por dos o tres inadaptados no podemos juzgar a los demás".
A la vez que Di Pollina agregó: "Son hechos muy puntuales. Creo que la gente de a poco va entendiendo que hay que repudiar este tipo de hechos".