Dominic Thiem, dueño de una potencia inusual, se consagró campeón del Argentina Open tras vencer en la final a Nicolás Almagro por 7/6 (2), 3/6 y 7/6 (4), y con su victoria le puso fin a una racha de siete títulos consecutivos de tenistas españoles en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.
La final se planteó desde el inicio como un duelo de intensidad, con ambos tenistas pegándole muy fuerte a la pelota y sólidos con sus saques, lo que llevó el set inicial a la definición al tie break, ya que no lograron quebrarse. En ese contexto, Thiem manejó mejor la posición en la cancha, se lo notó más cómodo y agresivo, y repitió lo del sábado ante Rafa Nadal, ya que jugó un tie break soberbio, con tiros profundos sobre las líneas y se lo llevó con autoridad por 7/2.
En el segundo parcial, debido al calor, el partido perdió intensidad y aparecieron los errores del lado de Thiem y los aciertos de Almagro, quien arriesgó mucho más.
El austríaco se fue del partido y Almagro ganó cinco juegos consecutivos, alentado por el público que le reconocía su entrega, la misma que mostró en 2011 cuando se llevó el trofeo.
En ese momento, Thiem parecía desbordado, erró un smash que parecía sencillo, cometió varias dobles faltas, y su juego había perdido frescura. Sin embargo, el austríaco tenía reservada una marcha más e inició una reacción que le permitió quebrar por primera vez en el partido al murciano (1-2), luego igualó el marcador, y estiró la definición nuevamente al tie break, como ante Nadal y también en el set inicial de la final con Almagro.
En la definición rápida, Thiem mostró que, además de su excelente revés a una mano, ya sea paralelo o cruzado, y de su derecha potente, tiene un servicio respetable y así dominó con primeros saques demoledores que le dieron dos match points, aunque definió con el primero a favor y se llevó la victoria.