¿Qué habrá sentido Carlos Tevez, instalado en uno de los palcos del José Amalfitani de Liniers, cuando Gaspar Servio se mandó el macanazo de la noche regalándole el gol a Vélez que, casi, casi, fue el único necesario para la victoria, hasta que Damián Fernández marcó el segundo cerca del final? Las cámaras de TV lo enfocaron inmediatamente, al lado de su principal ayudante de campo, el Chapa Retegui, y quizás porque sabía que era el foco de atención no hubo ni un gesto. Tal vez no hacía falta, tal vez es muy consciente que ese yerro del arquero canalla forma parte del combo del que deberá hacerse cargo. De un equipo que viene torcido, que exhibe muchas debilidades, ingenuas como la del gol de Luca Orellano pero también en varias circunstancias más. Y que tiene escaso poder de fuego, como también lo demostró en los instantes en que pareció poder equilibrar en el resultado. La derrota por 2 a 0 al cabo asomó con la lógica contundencia de un derrotero que llevó a este presente, con un entrenador (Somoza) que duró un suspiro y con esta nueva apuesta (la tercera al hilo) que llega con las promesas de refuerzos, que en definitiva fue lo hizo que la balanza se inclinara hacia Tevez y no en favor de Vitamina Sánchez.
Tevez llegó pocos minutos antes del partido, entró por la zona de estacionamiento y se dirigió en dos ascensores, junto a Retegui y sus hermanos, que también serán sus ayudantes, a uno de los palcos que la dirigencia velezana le asignó. Al final del encuentro no pasó por la zona de vestuarios, sino que volvió sus pasos en sentido opuesto, retirándose sin hacer declaraciones. Las que seguramente se esperan para la presentación de este martes, donde todos en el mundo Central sirvan para cambiar la historia, en este año crucial para la vida política auriazul.
Tevez no habló, pero observó in situ todas las flaquezas del equipo dirigido por última vez por Germán Rivarola. Tal vez se haya ilusionado con esos primeros minutos donde intentó disputarle la tenencia de la pelota a Vélez, donde presionó bien arriba y al menos marcó presencia. Pero lo dicho, duró un suspiro, hasta que Servio lo bajó a tierra, como advirtiéndole de la famosa frase de Miguel: “Esto es Central”. El Central de ahora, de hoy, el que es confusión, adentro y afuera de la cancha, perfectamente graficada en esa desgraciada jugada de apertura a los 6 minutos apenas.
A partir de ahí las pequeñas seguridades se desgañitaron. Desde ese momento la pelota pasó a ser un intríngulis para una defensa que volvió a hacer agua por todos lados. Sin contención adelante, sin resolución atrás, desde los laterales y, sobre todo, por los zagueros centrales, acicalados por un arquero que, pese a algunas buenas intervenciones posteriores, ya no podía contagiar a sus compañeros.
Como si eso fuera poco, quedó claro en Liniers una vez más que la ausencia de Marco Ruben y de un generador como lo era Vecchio, mal y todo, son difíciles de suplir. Que Central no pudo recuperar poder de fuego, que fue liviano en los momentos en que intentó, y logró, equilibrar en el complemento y ponerse a tiro del empate ante la oferta que le hizo Vélez de solo terminar 1 a 0 el primer tiempo.
Pero el desconcierto es tal, que hasta en el penal luego anulado se vio la desidia que envuelve a este equipo, con Servio maltratando a Benítez, el que primero tomó la pelota, y con intervención hasta del Pupi. Dicen que como muestra basta un botón.
Este es el Central que espera a Tevez, Retegui y compañía. Un equipo de flaquezas con un alrededor complejo. Menuda tarea le espera en su primera experiencia.
Almuerzo, práctica y presentación
Tras haber presenciado el partido de anoche en cancha de Vélez, Carlos Alberto Tevez comenzará oficialmente a ser cabeza del cuerpo técnico canalla desde hoy. El Apache estará ya en el predio de Arroyo Seco en horas del mediodía. Allí tendrá el primer contacto con el plantel que dirigirá y será en medio de un almuerzo. Posterior a eso será el momento del primer entrenamiento y un par de horas después sí será la presentación oficial como entrenador canalla. Será alrededor de las 19.30 en el Gigante de Arroyito. La expectativa que hay es mucha, no sólo en Rosario, sino a nivel nacional, por eso se aguarda una presencia de medios masiva. Si el partido ante Gimnasia se mantiene para el viernes a las 19, es probable que el grupo concentre este mismo miércoles.