Sigue sin convencer. Pero ganó y eso es lo que cuenta en esta jungla futbolera. Central estaba para sumar poco ante Tigre. Otra vez ofreció una tibia puesta en escena. El público estaba para el bostezo. Aunque en el momento menos indicado llegó el frenesí. Y de la mano de una figura que desde hace un puñado de días tiene asignado un rol de reparto. Teo Gutiérrez, quien terminó siendo titular ante el desgarro de Herrera (ver página 4), hizo fácil lo que para muchos es difícil. El colombiano generó el tanto del triunfo en una tarde en la que lo único destacado fue que izó la bandera de la victoria en el Gigante casi seis meses después.
Central hizo durante gran parte del primer tiempo la mayoría de las cosas que no se deben hacer dentro de un campo de juego cuando se juega por los porotos de verdad. A la falta de generación de juego hubo que sumarle descalabro táctico. Sobre todo a la hora del retroceso. Si no hubiera sido por el Ruso Rodríguez, el Gigante habría explotado de impotencia e intolerancia casi desde el arranque mismo.
Porque el Matador, que también anda los ponchazos limpios en este torneo, estuvo ahí nomás de facturar antes del minuto. Y por partida doble. Primero mediante un remate de Alexis Castro y luego por un cabezazo del Chino Luna. A eso hay que sumarle cuando Oliver Benítez cabeceó solito y el Ruso estuvo atento para apagar el foco de incendio.
Pese a la intrascendencia, los canallas se las ingeniaron para al menos encender la llama de la ilusión. Primero con un zurdazo bárbaro de Teo Gutiérrez que Nelson Ibáñez embolsó a la antigua. Como dato hay que remarcar que el colombiano termino siendo titular por la lesión de Herrera.
Después hubo dos acciones polémicas. Un penal no sancionado a los 26' (ver página 6). Y cuando Federico Carrizo lanzó un centro y Diego Sosa bajó prácticamente la bocha con las manos mientras saltaba a la par del uruguayo Camacho. "Siga, siga", dijo el juez Andrés Merlos con total certeza ante la alocada protesta auriazul, tanto dentro como fuera de la cancha.
Y al ratito entre Camacho, quien tuvo la chance de mostrarse desde el inicio y un inspirado Teo le inyectaron una dosis de optimismo a este equipo que sigue buscando su norte bajo el ciclo de Paolo Montero. Un técnico que continúa manejándose con el libreto del hermetismo y especulación ante determinadas cuestiones.
La puesta en escena no fue nada buena, más allá de que es cierto también que es lo que hay a mano en Arroyito. Si Carrizo no pudo cumplir con su función de ser la manija del equipo no fue por culpa suya exclusivamente. Hubo varios autores intelectuales que expusieron a Pachi prácticamente al anonimato.
El mediocampo ofrecía todo tipo de ventaja ante la menor insinuación de Tigre, que pese a que llegó golpeado, daba señales de estar vivo y con ímpetu de querer amargarles como sea la tarde a los auriazules.
Por más que en el amanecer del complemento Carrizo metió un latigazo, la realidad fue dejando todo en su lugar. Con un Central sin GPS y un Matador ordenado y listo para lastimar ante la mínima oportunidad. No obstante, el ingreso de Gustavo Colman le terminó dando la derecha al entrenador porque el "Colmandante" se mandó la jugada del partido pasado el cuarto de hora. Agarró la pelota en mitad de cancha y fue al frente sembrando esperanza y toda marcha.
Fue así que elevó su precisa mirada y asistió a Teo Gutiérrez de primera. Y el barranquillero definió como venía cruzado y con clase para que los hinchas descorcharan de alegría en las tribunas. Con poco, el local ganaba y cortaba la racha adversa en Arroyito de casi seis meses sin triunfos. Pese a la ventaja, Central no podía ocultar lo vulnerable que era, independientemente del empuje que le inyectó el pibe Lovera. Y la masa era consciente de que se ganó con limitaciones en una tarde en la que Teo apareció de entrada, se terminó vistiendo de héroe y salvando las papas.