No se entendería a Barcelona sin Leo. O sí. Volvería a ser ese irregular club que lucía traje de caballero real, pero el ADN marcaba que no era poderoso. Desde que Lionel Messi debutó el 16 de octubre de 2004, en un derby ante Espanyol en Montjuic, le fue inyectando dosis de protagonismo y llenando las flacas vitrinas con los trofeos más preciados. Fue moldeando el mapa futbolero a sus pies. No en vano provocó la mejor época de toda la historia culé. Con el aún sangriento 8 a 2 a manos de Bayern Munich por la Liga de Campeones, el elenco catalán cruje cada vez más por dentro. No solo a nivel directivo. La reciente eliminación copera y el particular estilo con el que se vienen tomando políticas deportivas pusieron en modo interrogante el futuro del rosarino. Y ese sí es un gran problema a resolver por la junta catalana. Porque si el pibe 10 decide emigrar en junio próximo, como se especula en la actualidad, los azulgranas volverán a sus raíces: a ser un mero partenaire con alma de grandeza y espíritu vacío.
Los cimientos del Camp Nou ya no son tan sólidos. Barsa ya no genera respeto. Ni miedo. Las semifinales de la Liga de Campeones no contarán con Messi por primera vez desde la edición 2004/05. Un lujo demasiado caro que el representativo culé no puede darse. Y por varios factores.
Está claro que existe un Barcelona antes de la estupenda era comandada por Messi. Era pobre deportivamente, más allá de que supo contar con grandes figuras a nivel planetaria. Pero no pasaba de un simple proyecto que claudicaba en cada campaña, pese a que tuvo su veranito cuando logró la primera Orejona, allá por 1992. No obstante, desde la aparición del rosarino más famoso de la modernidad entre sus filas conquistó cuatro Liga de Campeones. A eso hay que sumarle tres Mundial de Clubes y tres Supercopa de Europa, entre otros cetros.
Las vitrinas comenzaron a lucir cargadas bajo el reinado de Leo. La liga viene quedando seguida rendida a los pies del 10, que además capitanea a la selección. Las estadísticas indican que antes de Messi el representativo catalán había logrado 16 torneos españoles en 73 años. Con Leo cosechó 10 desde el 2004/2005.
La armonía parece haber quedado atrás en territorio catalán. Messi tiene contrato hasta junio de 2021. Lo significativo es que hoy en día no se sabe qué será de su futuro. Porque el vacío deportivo 2020 generó una ola de incertidumbre en toda la burbuja azulgrana. Desde España indican que mañana se reunirá la junta extraordinaria liderada por el presidente Josep María Bartomeu.
El plan es definir la nueva estrategia y ejecutarla a la inmediatez. Puede que se oficialice la salida del entrenador Setién. También que se anuncie el nombre del próximo DT. ¿Será Ronald Koeman? Todo en pos de seducir con hechos contundentes a Leo. El mismo 10 que monitorea todo en silencio, pero no está dispuesto a seguir expandiéndose o dinamitando el amor por el fútbol por políticas erróneas.
Barcelona necesita resurgir. La gestión de Bartomeu viene desperdiciando los últimos 5 años del rosarino. Algo impensado para un club como el Barsa, que genera millones de euros extras por tener al mejor jugador del mundo e invierte mal.
Todo indica que la era de Messi será recordada como la verdadera época dorada de Barcelona. Porque antes de las derrotas ante Juventus, Roma, Liverpool y del aún sangrante 8-2 contra Bayern Munich, hubo un tiempo donde Leo y Barcelona sonreían de lo lindo. Sobre todo en la Liga de Campeones. Era la “belle époque” del fútbol moderno donde Pep Guardiola era el líder y Xavi, Iniesta, Leo y Puyol los estandartes.
Todo futbolero tiene en claro que cuanto Leo deje Barcelona, el club volverá a ser el equipo irrelevante que fue. Porque bajo su reinado lo llevó a la gloria. Fue respetado y admirado. Mientras, florecen los rumores de una posible partida en junio de 2021. Clubes en la mira hay: Manchester City, PSG o Inter de Italia podrían ser algunos de los destinos si es que decide pegar el portazo.
Pero todo dependerá de lo que deseará hacer la directiva azulgrana en breve. Porque este año se tocó fondo como hacía añares no sucedía. Y si se va el mejor jugador del mundo ahí sí habrá que resaltar que el culé volverá a ser ese equipo insulso que fue hasta que Leo lo llevó a la cúspide y lo hizo grande entre los grandes.