La final de la Copa Davis entre la Argentina y España, que, finalmente, se
disputará entre el 21 y el 23 del mes próximo, en Mar del Plata, empezó a jugarse antes con la
elección de la sede. Nos reunimos después de la semifinal con Rusia y en lo que
estábamos todos de acuerdo era en que queríamos "indoor" y carpeta, y que lo demás daba todo igual,
y eso se va a cumplir.
En una entrevista previa al Masters Series de Madrid, Del Potro se negó a opinar
sobre la elección final del escenario y dejó en claro que perder ante Rafael Nadal y compañía sería
una espina que no podría sacarse en mucho tiempo.
—¿Cómo es una final de Copa Davis entre Argentina y España?
—Es un Boca-River y quizás lo mejor era jugarlo en la Bombonera. Habrá
mucho en juego, quizás la gente española se está imaginando algo que no es. El público argentino
quiere que gane su equipo, pero es muy respetuoso, va a alentar, a gritar mucho. Es gente que va a
tener una oportunidad única de ver a Nadal y a Ferrer en la Argentina, algo que no creo que pase
muchas veces. La realidad es que los partidos se ganan en la cancha.
—Nalbandian prefería Córdoba como sede de la final, ¿cuál es tu
opinión?
—No voy a opinar de sus declaraciones. Somos un equipo y vamos a actuar
como tal. Es lógico que Nalbandian quiera jugar en Córdoba, como yo quisiera jugar en Tandil, o
Cañas, en Buenos Aires. Cada uno prefiere su ciudad. Hay gente especializada de la ITF o de la AAT
que estuvieron en la negociación. Afortunadamente, estaba en Tokio, alejado de todo. Nos reunimos
después de la semifinal con Rusia y en lo que estábamos todos de acuerdo era en que queríamos
"indoor" y carpeta, y que lo demás daba todo igual, y eso se va a cumplir.
—¿Cómo es enfrentarse con un amigo como Nadal en la final de la Copa
Davis?
—Con Nadal, tengo una muy buena relación somos muy amigos y es un poco
difícil, pero en una final de Copa Davis uno siempre quiere ganar por más que tenga enfrente a su
hermano. Uno va a hacer cualquier cosa para ganar, pero uno sabe que termina el partido y todo
vuelve a quedar como antes. Son tres o cuatro horas de partido en las que uno deja todo atrás para
dar el punto a la Argentina y después tenemos una vida, una amistad y una relación. En cualquier
trabajo, uno tiene amigos y sabe manejar esas relaciones. Pero en este caso tenemos muchas cosas en
qué pensar, tenemos al número uno del mundo, un gran dobles, un gran equipo como España.
—¿Qué cambió en tu juego para llegar a ser el N° 9 del mundo?
—Sigo siendo malo, aunque quizás algo más efectivo (risas). Cambié mi
forma de jugar, mi físico, ha sido un poco todo. Trabajé y mejoré para que todo llegara y así ha
sido. En tres meses, me cambió la vida y ahora me toca disfrutar de las cosas lindas de este
deporte, y estoy muy feliz por eso.
—¿Cómo estás físiciamente?
—Por suerte, bien. Me retiré de Viena para llegar óptimamente a Madrid,
donde me jugaré la clasificación para el Masters. Si no fuera así cuidaría más mi físico pero hay
muy poca diferencia entre el octavo, el noveno y el décimo, y no hay que dar ventajas, porque estoy
en una situación única y no hay que dejar pasar estas oportunidades. Vengo con muchos partidos y
torneos seguidos. Mi físico no es privilegiado como el de Nadal, pero me estoy cuidando al máximo.
Si estoy bien de la cabeza y de la mente, puedo suplantar luego cualquier problema físico.