Luis Segura y Marcelo Tinelli quedaron hoy habilitados para presentarse en las elecciones a presidente de AFA, cuya fecha de realización se definirá en la Asamblea del 22 de octubre, aunque se acordaría que sean finalmente en diciembre próximo y no en marzo, como había sido estipulado entre los contendientes.
“Lo importante es que gane quien gane, la AFA va a tener un gran futuro. Me pone muy feliz por ellos, lo que está claro aquí es que el que gana, gana y el que pierde deberá acompañar”, afirmó el presidente de Banfield y tesorero de AFA, Eduardo Spinosa, quien dio el aval para la candidatura de Tinelli.
De esta forma, el conductor televisivo y vicepresidente tercero de AFA, Marcelo Tinelli, presentó diez avales -tres más del mínimo necesario- y peleará mano a mano contra Luis Segura, quien asumió tras el fallecimiento de Julio Humberto Grondona, en las elecciones que, según un acuerdo de palabra, iban a posponerse para marzo de 2016, aunque el tinellismo pretende adelantarlas.
Luego de meses de idas y vueltas, discusiones y búsqueda de apoyos para conseguir la candidatura, las cartas quedaron echadas sobre la mesa de la reunión de Comité Ejecutivo celebrada en el tercer piso del edificio de la calle Viamonte.
Ante el Comité, Segura fue candidateado por Alfredo Dagna (presidente de Olimpo) y Claudio “Chiqui” Tapia (Barracas Central), mientras que luego presentó además los avales de Nueva Chicago, Quilmes, Deportivo Paraguayo, Lugano, Central Ballester, Estudiantes de San Luis, Independiente Rivadavia de Mendoza, El Porvenir, Central Ballester, Mitre de Santiago del Estero, más las ligas de Güemes y Bell Ville.
Luego fue el turno de Tinelli, presentado como candidato por Matías Lammens (San Lorenzo) y Hernán Lewin (Temperley), que también mostró las firmas de Colón, Unión, Estudiantes y Gimnasia de La Plata, Excursionistas, Aldosivi, Douglas Haig, la Asociación Rosarina de Fútbol, Talleres de Córdoba y Atlético Rafaela.
De ahora en más, cada candidato deberá presentar su proyecto de la nueva AFA, para intentar convencer a los asambleístas que quedaron acéfalos de candidatos o todavía no tomaron la decisión sobre a quién apoyar.