La atención en el Gigante no sólo estaba centrada en el rendimiento del equipo de Madelón ante
Independiente, donde imperaba la necesidad de obtener los tres puntos, sino también en lo que podía
suceder afuera y adentro de la cancha con el movimiento de la barra brava, en especial con Andrés
Bracamonte y Oscar Ferreyra, sus líderes. Es que fue una semana convulsionada por la presentación
que realizó el presidente Horacio Usandizaga en Fiscalía de Estado advirtiendo sobre la posibilidad
de que se produjeran incidentes con la barra. De ahí que se dispuso un gran operativo de seguridad
con 650 uniformados para tratar de impedir que se empañe la fiesta.
Ante este escenario, integrantes de la barra canalla asistieron al
Gigante con sus entradas y acompañados por un escribano público para que constatara que iban al
estadio con sus tickets correspondientes. Los agentes policiales realizaron la requisa pertinente y
como todo estaba en orden pudieron ingresar sin ningún impedimento. Los que no estuvieron fueron
Pillín y Paco Mono, los líderes de la barra, quienes tenían prohibida la entrada al Gigante por sus
causas penales pendientes con la Justicia.
Si bien no estuvieron Pillín y Paco Mono, a los 20 minutos se produjeron disturbios menores
en la bandeja alta del Gigante, donde se ubica la barra brava canalla. La cosa no pasó a mayores
por la rápida intervención policial.
Precisamente uno de los que se mostró conforme con el operativo de seguridad fue el Vasco
Usandizaga, quien al final del encuentro sentenció: “Por suerte no pasó nada” y terminó
la frase con una humorada: “Lo que pasó es que ganó Central”.