¿Sansi... qué?", preguntó más de uno por estos días al en- terarse que Newell"s jugará mañana por la Copa Argentina contra el Club Atlético Sansinena Social y Deportivo, de General Cerri, que compite en el Federal B. Sí, Sansinena, como se llamó el frigorífico que le dio vida económica y deportiva a un pueblo obrero, hoy de 7 mil habitantes, ubicado a 15 kilómetros de Bahía Blanca y por el cual el plantel rojiblanco se ganó el mote de "triperos" (como Gimnasia y Esgrima de la Plata). Un club que en estos días se siente más importante que ninguno y no es para menos. No para de ganar y pelea el ascenso, jugará por primera vez contra un equipo de primera por la Copa Argentina , para la cita ya hay siete colectivos que viajarán llenos de hinchas, el plantel es entrevistado por medios de todo el país y el 12 de junio cumplirán 102 años. Una historia de carne, sudor y fútbol.
La génesis de la historia de este nombre y de este club comenzó en 1914, el mismo año en que comenzó la Primera Guerra Mundial. Y quien la cuenta para Ovación es el actual presidente del club, José Samper. "Por esos años no había club pero sí dos equipos de fútbol en el pueblo que se llamaba Cuatreros. El 12 de junio de ese año un grupo de amigos, algunos empleados del lavadero lanero Soulas y otros de la compañía frigorífica Sansinena, comenzaron la construcción del campo de deportes y una sencilla edificación que dio vida a la primera institución deportiva. Y no pasó mucho tiempo para que se midieran en un partido para definir cómo se la nombraría, si bien el gerente del frigorífico les había prohibido que usen el nombre, ganó Soulas y así se llamó el club: Soulas de Cuatreros", contó Samper.
Pero en 1933 en una "acalorada" reunión de la Liga del Sur, según se divulgó, se cambió el nombre por el del frigorífico que le daba vida al pueblo (ver aparte): por 16 votos contra 10 y 2 abstenciones la entidad pasó a llamarse Club Atlético Sansinena Social y Deportivo y la compañía otorgó parte de su terreno para construir el nuevo campo de deportes.
El estadio de los triperos se llama Luis Molina, por un ex futbolista y colaborador de la institución, pero cuando se le pregunta al presidente por "el Messi" de Sansinena dice en tiro directo: "Roberto Larroque", porque se inició en el club, cosechó varias glorias y "es el ídolo indiscutido". Sólo el jugador Juan Pablo Scheffer, mediocampista del plantel actual, jugó en primera (fue parte de Olimpo), el resto vivirá mañana la experiencia como una especie de bautismo. Además, cinco veces la camiseta roja y blanca a bastones verticales dio la vuelta olímpica en los torneos locales, pero en 2015 ascendió al Federal B y ahora mira hacia Federal A. Una síntesis de la historia futbolística, aunque hay otra, íntimamente relacionada con el mundo de la redonda: la del frigorífico.
"Hoy está cerrado y abandonado y la sede está a tres cuadras, en la zona céntrica. Esa industria fue, hasta hace unos quince años, el motor del pueblo, todos acá tienen algún familiar que trabajó allí. Es más, cuando se reclutaba gente en el frigorífico y se le veía pasta de jugador se le acomodaban los horarios para que pudiera entrenar", dijo Samper, al frente de Sansinena, el club de casi 700 socios (10 por ciento de los habitantes del pueblo) desde hace 5 años.
El directivo dijo que el cierre del frigorífico fue un cimbronazo para el pueblo. Más duro que un gol en contra. "Repercutió en el comercio, en las familias. Obligó a las jóvenes generaciones a buscar nuevas salidas laborales en Bahía Blanca, un camino de pocos kilómetros, que muchos hacen diariamente a bordo del colectivo 519".
Como suele suceder, el exitismo del fútbol tapa todo mal trago y eso pasa esta semana en General Cerri. "Todo es euforia para el pueblo en estos días", dijo Samper. Y basta ver el busto del prócer del pueblo. Hasta él tiene la camiseta puesta.