"Ni la promoción vamos a jugar, quedate tranquilo que Central sale de esta
situación. No hay que desesperarse. El viernes le ganamos a Olimpo y será un gran paso". La frase
genera confianza y alegría en el hincha que escucha esto de boca de Miguel Angel Russo, a quien
encuentra el miércoles sopresivamente en la puerta del Hotel Presidente. Otro canalla lo ve, se
acerca para saludarlo y pedirle que vuelva. El DT se ríe y enseguida le transmite calma: "No tengo
dudas que Central va a salir adelante. Confío mucho en estos jugadores y en el cuerpo técnico, pero
hay que bajar la ansiedad, porque un equipo no se salva en la quinta fecha, hay que pelear hasta la
última, y no hay que olvidarse que un gol vale lo mismo en el minuto uno que en el 90. Además hay
una ventaja por sobre el resto: la hinchada. Sabés como ayuda jugar sea donde sea con toda la
canallada al lado". La reflexión de Russo se mezcla con el deseo de alguien que no nació
centralista pero que habla como tal: "Sufro como todos porque soy socio de Central, mi hijo es
canallón, y además este club formó parte de mi carrera", responde.
—¿Esta lucha es similar a la que viviste como técnico de Central?
—No, no se puede comparar. En aquella época había un club, por suerte
todavía no había llegado Scarabino, no se había producido ningún fraude como la convocatoria.
Cuando yo estuve había otro club, había buen trabajo en inferiores, se traían los refuerzos
necesarios, Central clasificaba a las copas. Ahora parece que se está retomando ese camino, con un
presidente que tiene muchas ganas y que tiene el respaldo de la gente porque me dicen que muchos se
hicieron socios y esto es muy bueno. En lo deportivo se irá acomodando pero hay que tener
paciencia. Hoy es muy difícil ganar seis partidos seguidos. Acá te salvás peleando hasta lo último
y Central está dando pelea. Pero ¡ojo!, esta situación no es por culpa de los jugadores, de Madelón
o Usandizaga. Ellos sí tienen la responsabilidad de salir, pero los culpables son Scarabino y
compañía. De eso no hay dudas. Hay que tener memoria, porque nosotros cuando estuvimos en Central
pedimos a Herrón, Messera, Carbonari y tantos otros y los dirigentes fueron y lo trajeron, y entre
todos superamos el problema. Este presente tiene la presencia del Kily que es muy importante, como
las contrataciones de Ribonetto y Méndez, pero también hay muchos jóvenes que están creciendo a los
golpes. Y con ellos Central va a salir. Creo en estos jugadores y en Madelón. Central va a pelear y
quedarse en primera porque tiene identidad.
—¿Por qué no vas al Gigante?
—Tengo un palco, pero si no vengo seguido y tampoco voy a la cancha es por
respeto al entrenador que está y a la gente. Y eso que tengo mis hijos acá en Rosario y no hay nada
más lindo que ir a la cancha con ellos, pero no lo hago por respeto. Tampoco quiero confundir. Yo
sé que algún día voy a volver, pero la gente de Central sabe que para que esto suceda deben
coincidir los momentos del club con los míos. Ahora me tocó descansar, porque no me tomaba
vacaciones desde el 97. Pasé por Boca y fue un año muy lindo pero muy intenso, porque jugar y ganar
la Libertadores es algo que se vive con mucha adrenalina. Ahora debo encontrar una novia que me
seduzca y me permita seguir creciendo como entrenador.
—¿Esto quiere decir que tu regreso será muy complicado?
—Esto quiere decir que intentaré seguir aprendiendo para que en algún
momento, dentro de algunos años, cuando los tiempos coincidan, poder brindar todo ese conocimiento
a Central. El hincha canalla y yo sabemos que tendremos otro momento. La última vez lo tuvimos,
pero hubo alguien que consideró que me tenía que ir porque era un mediocre. No tenía otra
alternativa. En ese momento teníamos muchas cosas armadas para recuperar el protagonismo en el
torneo local e intentar algo más que jugar las copas. Pero bueno, Scarabino y sus compañeros
pensaron que nos hacían daño a mí y a los jugadores con el maltrato, pero lo único que hicieron fue
maltratar a Central. Pero no tengo dudas que voy a volver y ojalá que sea para alcanzar un gran
objetivo. Porque cuando llegué a Vélez tenía una sola carta: salir campeón. Y se me dio. Después
voy a Boca también con una sola carta, con la obligación de ganar algo, y ganamos nada menos que la
Libertadores. Espero que el día que regrese a Central también tenga una sola carta tan
importante.
—Pero Central tendrá que estar en primera.
—Central es de primera. No jodamos. Pero hay que tener paciencia y
trabajar duro. En el fútbol todo es producto de esfuerzo y conocimiento. Central es un club donde
votaron nueve mil y en otros ni siquiera votan. Hay muchos socios. La gente acompaña y alienta
siempre. Pero insisto, mantengamos la memoria, porque en Central hubo un antes y un después de
Scarabino. Y este después es lo que estamos padeciendo.