Cualquier derrota es dura por definición, pero la que sufrió ayer el
seleccionado mayor de la Unión de Rugby de Rosario en la primera fecha del torneo Cross Border del
Este ante Santa Fe por 34 a 10 fue un revés que será difícil de digerir. No por el resultado en sí
sino por la forma en que se dio y en el momento en el que se produjo.
Si bien por diferentes motivos Rosario salió a escena sin
sus mejores intérpretes, la situación no deja de ser preocupante. En la primera evaluación exigente
que tuvo, el equipo quedó en deuda y dejó al descubierto que quedan muchísimos ítems por corregir
de cara al Campeonato Argentino.
Ayer, el equipo del Ñandú no tuvo rumbo y lo peor, entró a
la cancha sin un esquema de juego predeterminado que le sirviera de herramienta a los jugadores
para encontrar su norte.
La pregunta ¿a qué juega Rosario? sonó ayer con insistencia en la capital de la
provincia pero no hubo una respuesta que la satisfaga. Rosario fue lo que la intermitencia de sus
hombres mostraron en el campo de juego. Nada más.
Como equipo, salvo en los primeros cinco minutos del encuentro, fue apático,
inexpresivo, previsible y no exhibió ideas claras. Su pareja de medios y los cinco de adelante
cerraron un balance con alarmantes números rojos.
En todo el partido fueron contadas las pelotas de calidad
obtenidas, la posesión no fue buena y el cuidado de la guinda no existió, ya que muchísimas veces o
bien le prestó la pelota a un rival que siempre tuvo mayor iniciativa o bien perdió en las
situaciones de contacto, otra materia que el conjunto de Rosario viene arrastrando entre sus
deudas.
Por su parte, Santa Fe planeó la jornada también como
preparación para el Argentino, pero a diferencia de Rosario dividió el plantel en dos equipos
parejos que, en ambos casos, mostraron una línea de juego definida.
Rosario, en cambio, jugó el primer encuentro con un equipo B (perdió por un
aplastante 50-0) y puso lo mejor que tenía en el segundo partido.
Pero en ninguno de los dos casos obtuvo buenos resultados ya sea por
imprecisiones, errores o impericia (o la suma de ellos).
Los dirigidos por Omar Tallo ofrecieron mucho corazón pero carecieron de
ideas.
Rosario prácticamente deambuló por el campo de juego. Le costó conseguir la
pelota y cuando la tuvo le faltó practicidad y esa sorpresa que siempre hizo tan característico a
las razones de su tradicional juego.
Así, la primera fecha del Cross Border quedó atrás y encendió una luz de alerta. Ahora habrá que
desmenuzar la dura caída para corregir los errores lo más rápido posible. El Campeonato Argentino
está cada vez más cerca. l