Todo fue azul y amarillo. El escenario, el triunfo, la pasión. El equipo de Central festejó con cada uno de los goles ante Newel's y transmitió ese sentimiento a su gente. En el regreso del clásico, la fiesta fue toda azul y amarillo.
Todo fue azul y amarillo. El escenario, el triunfo, la pasión. El equipo de Central festejó con cada uno de los goles ante Newel's y transmitió ese sentimiento a su gente. En el regreso del clásico, la fiesta fue toda azul y amarillo.
Desde una hora antes del inicio el Gigante lució repleto, con 42 mil personas, envueltos en una fiesta de globos y banderas, todas azul y amarillo.
Los hinchas canallas armaron la previa cumpliendo los ritos de los grandes partidos, cantando las canciones dedicadas al eterno rival y pidiendo a su equipo: "Hoy hay que ganar".
Los canallas aplaudieron a cada integrante de su equipo cuando fue nombrado por la voz del estadio. Y silbaron al Patón Guzmán y Adrián Gabbarini, pero los arqueros rojinegros pudieron hacer su entrada en calor sin inconvenientes.
El viento que se deasató unos 30 minutos antes del inicio ayudó a que las banderas y los globos se movieran y quisieran escapar de las manos para cubrir el cielo sobre el río Paraná.
La previa del clásico rosarino transcurrió con absoluta calma. El micro con el plantel canalla llegó cerca de las 14.30 al Gigante de Arroyito, y los jugadores bajaron envueltos en aplausos de algunos hinchas apostados en la entrada al estadio.
El micro con el plantel de Newell's salió de la concentración en Ricardones a las 14 y arribó cerca de las 14.50, con algunos piedrazos y una bomba de estruendo arrojados desde la tribuna auriazul antes que los jugadores se metieran en una manga de protección desplegada a tal fin.
Los hinchas auriuazules comenzaron a llegar desde temprano al estadio, y con mucha tranquilidad superaron los controles policiales sin ningún incidente de relevancia.
El operativo de seguridad desplegado en toda la ciudad, al final se dispuso la participación de mil policías, rindió sus frutos y el clásico recuperado luego de tres largos años está siendo un síntoma de convivencia.
Las salidas de los equipos también fue en total calma, con los hinchas saludando a los canallas y los leprosos que se fueron custodiados y sin incovenientes.
Por Elbio Evangeliste
Por Rodolfo Parody