¿No da la sensación de que la lista contiene a los mismos de siempre? ¿No parece la continuidad de la continuidad de la continuidad? Parece, pero sin embargo nominalmente no es así. Respecto de Brasil 2014 sólo se repiten 8 futbolistas, apenas un tercio de aquella plantilla. ¿Y entonces por qué parecen los mismos? Porque la base del equipo es la misma: Romero, Rojo, Mascherano, Biglia, Di María, Messi, Agüero e Higuaín.
Seis de ellos fueron titulares en la final de Brasil 2014, otro ingresó en el segundo tiempo sin que todavía pueda explicarse por qué y el otro no estuvo porque estaba lesionado.
Siete fueron titulares en la final de la Copa América de Chile y el otro entró en el último cuarto de hora.
Siete de ellos jugaron desde el arranque la final de la Copa América del Centenario y el otro saltó a la cancha faltando 20 minutos.
No son los mismos, pero son los mismos. ¿Y entonces, hay renovación o no? Lavada, disimulada, maquillada.
La pregunta recién será respondida cuando arranque el Mundial. Allí es probable que al menos tres de los ocho no estén entre los titulares, pero medio equipo será aquel.
Pasaron cuatro años y tres entrenadores después de Sabella y pocas cosas cambiaron dentro de la cancha.
Un dato desalentador: cinco de ellos, medio equipo también, fueron titulares en el partido de cuartos de final de Sudáfrica 2010 ante Alemania y otro entró en el segundo tiempo. Pasaron ocho años.
Un dato alentador: Sampaoli dio la sensación en la conferencia de prensa de querer tomar definitivamente las riendas del equipo. Quizás necesite alejarse un poco del microclima espeso que envuelve siempre a la selección. Se lo vio convencido en sus respuestas, tajante por momentos, como habiéndose sacado un gran peso de encima.
Un análisis descontaminado de todo prejuicio muestra claramente que el dato sobresaliente es que el Zurdo privilegió la polifuncionalidad de gran parte de la lista de convocados.
No está mal que se acomoden a las circunstancias, pero se corre el riesgo de que jueguen de todo y no jueguen de nada.
En cualquier caso, como siempre, gran parte de la suerte depende de la inspiración de Messi. Con o sin renovación