Racing aprovechó el día. Vio el cartelito que llevó San Lorenzo al Cilindro de Avellaneda: “liquidación”. Y se quedó con todo. Un 4 a 0 con el que se colocó como escolta de Newell’s, a un punto, prendiéndose en la pelea, y dejando a los azulgranas más cerca de la zona roja del descenso y al técnico Ricardo Caruso Lombardi con la percha preparada para colgar el traje con el escudito del Ciclón.
Las ofertas fueron en el segundo tiempo, pero Racing ya había acertado para sacar un gol de ventaja: el que convirtió su arquero Sebastián Saja al ejecutar un penal de manera impecable a los 16’.
En ese primer tiempo el local fue mejor al principio y al final (a los 43’ se lo perdió Vietto). La visita se encendió, en parte, en los minutos intermedios, cuando fue por la igualdad y no la consiguió porque no acertó Jara en tres oportunidades (15’, 25’ y 33’) y Piatti en la restante, justamente lesionado en esa jugada de los 38’ (posible desgarro en la pierna izquierda).
Y después de dar una vuelta para estar seguro, el equipo de Zubeldía empezó a subir al changuito todo lo que encontró a su paso. A los 48’ el defensor Gentiletti le regaló la tranquilidad tras querer despejar un centro de Vietto, luego de una jugada por la izquierda en combinación con Centurión.
A los 62’ fue Javier Cámpora quien aprovechó la oferta del defensor Masuero (se resbaló cuando debía despejar un centro llegado desde la derecha) para estirar las cifras a tres.
Y como venía sencillo, empezó a tarjetear. Porque los azulgranas se descontrolaron y el árbitro Ceballos les mostró la roja a Gentiletti (64’) y Masuero (68’).
Ya estaba todo definido. Pero quedaba tiempo para más. Y el cuarto gol (77’) también fue de oferta, gracias a Prósperi, que la aseguró en el área chica, cuando la pelota llegó de una gran jugada individual de Luciano Vietto, la figura de la cancha.
El festejo final de los racinguistas fue pleno, porque el equipo jugó bien, goleó y se prendió arriba, hoy como escolta; mientras que del otro lado San Lorenzo quedó más que desdibujado y con el técnico Caruso Lombardi callado (no habló ni al salir de la cancha ni de vestuarios) en la cornisa.