El retorno de Marco Ruben tiene varias connotaciones. Claro que además el hecho de que Central se medirá mañana a la noche ante Boca le genera un plus "porque es un rival muy especial por todo lo que vivimos contra ellos en este último tiempo". No obstante, el atacante sabe a la perfección que su nivel dista del ideal. Está en la vereda opuesta de lo que necesita el equipo en realidad. Y así lo reafirmó sin concesiones cuando charló con los medios luego del entrenamiento. Además remarcó: "Estuve muy dolido después del último partido de la Copa Argentina y además nunca pudimos defender de la mejor manera al cuerpo técnico que estaba (Montero). En ese sentido sí estamos en deuda". Hizo una especie de mea culpa pero apuntando al futuro inmediato con otro semblante y perspectiva "porque estamos en una nueva etapa".
Central hace rato que espera por sus conquistas. En realidad, desde que arrancó el año deportivo, el atacante no logró marcar la diferencia. Sea en el juego contra los defensores como en la red ajena, esa misma de la cual se alimentan los goleadores.
Leo Fernández le aseguró ayer a Ovación ni bien terminó la práctica vespertina en el country de Arroyo Seco que "Marquito está bien. Se recuperó de la molestia y entrenó toda la semana como esperábamos. Todos confiamos en que logrará mostrar todo su potencial porque es un jugador muy importante, que además representa al club porque es un pibe salido de nuestras inferiores". Después, el entrenador lo ratificó entre los once canallas que mañana buscarán mojarle la otra oreja al líder Boca en el Gigante de Arroyito, por la 10ª fecha de la Superliga.
Ruben estará acompañado en esta ocasión por Fernando Zampedri, ya que el Chaqueño Herrera aún está tratando de dejar atrás un pequeño desgarro que terminó de sufrir en la noche formoseña cuando el auriazul quedó de rodillas ante Atlético Tucumán por la semifinales de la Copa Argentina.
En la práctica de ayer, ambos delanteros intentaron amalgamar cuando el equipo ataca mediante los embates del uruguayo Washington Camacho o Pachi Carrizo. Se vio durante todo el partido que deseaban buscarse entre sí, pese a que los dos también hicieron un desgaste importante desde la faz defensiva.
"Hace poco que está Fernando y con el tiempo nos iremos entendiendo mejor", tiró más tarde el punta canalla cuando enfrentó a los medios en la conferencia de prensa. "La idea es que se vayan entendiendo cada vez más. Para el defensor rival no es nada fácil tener que bancar a estos dos tanques", acotó Leo Fernández cuando este medio lo consultó en privado sobre la situación de los atacantes.
Marco también hizo hincapié en el tormento que le provocó la eliminación de la Copa Argentina la noche que además erró un penal cuando la llave se definía desde los doce pasos. Además ponderó al cuerpo técnico saliente que estaba encabezado por Paolo Montero, quien demostró no estar contaminado en ciertos aspectos. Sobre todo porque el club tuvo que padecer varios caprichos y algunas posturas rígidas en los mercados de pases en las últimas dos temporadas.
"Desde que llegaron (Montero y su tropa de colaboradores) nunca pudimos defenderlos. Hubiese querido darles más porque claramente no mostré mis mejores armas", afirmó a modo de confesión el experimentado atacante auriazul.
Y acotó sin dudar: "Pero estas son cosas que pasan en el fútbol. Son etapas y ahora estamos en otra. Así que estoy con muchas ganas y quiero renovar mis fuerzas. Quiero meterle para adelante para que lo que siga sea mejor".
A la vez dejó en claro que "hay que tirar para adelante. Por eso los cambios de aire hacen renovar las ilusiones. Generan más confianza en el jugador y que la gente esté más tranquila. Pero siempre creyendo en la idea del entrenador que esté".
Ruben se mostró tal cual es. Se hizo cargo de su flojo transitar en un año muy particular desde el punto de vista personal. Sin embargo, sólo apunta a "querer cambiar la racha negativa" individual. Como dato extra expresó que "estos partidos son hermosos para volver a convertir". Mañana tendrá la oportunidad de jugar. Por lo tanto, dependerá de sí mismo para volver a llenarse la garganta con el grito más sagrado que tienen los goleadores.