Bronca. Impotencia. Esa fue la resultante del porrazo que se pegó Central Córdoba ante los ojos de su público. El Charrúa está jugando su propio Mundial de Clubes. En la sede de barrio Tablada le fue mal anoche. Perdió contra Talleres de Remedios de Escalada 1 a 0. Además erró un penal. Muchas pálidas juntas para este equipo que igualmente está haciendo historia. Ahora deberá mostrarse en rodeo ajeno para cerrar un campañón y la madre. Frente a su gente no pudo ratificar estar sólido de fútbol y mente. No obstante, sabe que no puede darse el lujo de relajarse una vez más o tomarse un nuevo permitido porque podría ser un pecado capital en breve. Sería letal para las aspiraciones e ilusiones que tiene por subir una categoría en el mundo ascenso.
No se quedó con el primer chico como anhelaba. Quizá el traspié no sea un real parámetro. Sobre todo cuando concluya esta final del Reducido. Tal es así que ante Laferrere también cedió de local, y luego sacó pecho en La Matanza. El Matador no demostró ante Talleres estar mentalizado en dar el batacazo ante el real candidato. Porque no supo cómo vulnerarlo. Careció de enjundia para plantarse como el guapo de esta crucial llave. Y lo pagó caro.
El dueño de casa exhibió ayer varias facetas a lo largo de los laguneros 90 minutos. Aunque a la hora del balance hay que resaltar que no pudo hacer lo suyo. O no supo. Sin dudas, Cuffaro Russo y sus muchachos deberán buscar desde hoy mismo las respuestas que ayer no tuvieron a la hora de la verdad.
En cuanto al partido, lo más saliente fueron las acciones donde el público logró levantarse de sus lugares. Hubo que esperar demasiado para ver algo de peligro. En realidad, el conjunto charrúa recién le dio trabajo a Granero a los 35’. Un tiro libre de Moya terminó en las manos seguras del arquero visitante, que al final de la velada terminaría siendo clave. En tanto, Talleres avisó de entrada que no venía a dar un paseo por la cuidad.
Tal vez la noble propuesta de respetar el balón fue el punto más alto de la noche. Sin dudas, ambos comulgan el espíritu de jugar a la pelota en todo instante. Demostraron que en la C no todo es hacha y tiza, pese a que por momentos se dieron un poco. Dieron muestra de que si se quiere, se puede. Claro que la visita fue más práctica. Porque aprovechó que el charrúa había salido al escenario torcido. Le costaba hacer pie. Estaba errático. Aunque todos se fueron al descanso ofrendando poco.
La mitad final fue un poco más entretenida. Y en esa lucha vistosa de estilos, Talleres sacó en el amanecer del complemento rédito con un golazo de Marcos Giménez. El volante ofensivo lanzó de la nada un misil que terminó haciendo explotar la esperanza charrúa. Luego el desafío se picó. Pero luego las aguas se calmaron y cada uno pudo navegar con tranquilidad, mientras intentaban plasmar su juego.
No obstante, el Matador seguía desordenado. Era como que cada una de las líneas hablaban en otro idioma.
Sin embargo casi emparda el juego a los 21’. Fue cuando Cristian Sánchez fabricó un penal. Pero el goleador Fernando Resler hizo lucir a Granero, quien le desvió el remate al Mellizo, que ayer no le salió una. Luego no pasó más nada serio. Sólo hubo que esperar que sonara el campanazo. Y todo Tablada quedó en la lona.
Talleres, con poco, se quedó con el primer combate de los dos que ofrece esta popular contienda. La revancha será el próximo martes. El cinturón del segundo ascenso será para uno u otro. Por ahora le calza mejor al elenco de Remedios de Escalada. Pero el Matador buscará dar la gran nota y ponerle punto final a esta linda historia deportiva que viene escribiendo con tinta de sudor y humildad.