Pablo Pérez, el autor intelectual del triunfo rojinegro

Lo necesitaba más que nunca. Porque dicen que cuando las papas queman, los guapos son los que meten las manos para sacarlas. Y Pablo Pérez lo hizo por Newell’s, una vez más. Además de jugar un partido redondo, el capitán se fue aplaudido por los cuatro sectores del Coloso Marcelo Bielsa. Un mimo para el hijo pródigo.

Desde el comienzo del cotejo se adueñó del sector neurálgico de la cancha y se encargó de bloquear cada avance de Lanús. Con eso, liberó al chico Sforza para que se adelantara en el terreno, tuviera más libertad y espacio de acción.

Entre los dos se repartieron el quite y juego, y se turnaron para ser una especie de falsos enganches en el medio. Cuando uno avanzaba, el otro le cubría la espalda y viceversa.

La estirpe de Pablo Pérez se vio con el pase perfecto que le dio a Guillermo Balzi para que marcara el gol definitivo del 2 a 0. Previamente hubo una catarata de pases, unos quince, que comenzaron y finalizaron en los pies del capitán antes de pasar por Balzi.

Para Newell’s es una noticia más que saludable recuperar a su máximo soldado y figura, por recorrido y calidad. Después del porrazo en el Monumental, donde el propio Pablo Pérez volvió a tener minutos y marcar, el capitán debía estar desde el comienzo para intentar torcer un panorama que venía a plena trastabillada.

Los hinchas se lo reconocieron y fue evidente qué tan importante es para el once de Sanguinetti. El capitán volvió con todo.