Siempre que jugó la selección, salvo cuando brillaba Maradona, las críticas y las discusiones estuvieron sobre quiénes tenían que jugar y quiénes debían ir al banco. Además, en la Argentina, hay demasiados técnicos que defienden sus teorías basadas en los jugadores de los clubes que son hinchas más que en la intención de conformar un buen equipo. Cuando Basile dice "quiero formar el equipo de la gente", se equivoca. Pagó caro ese objetivo. Para la clasificación al Mundial de EE.UU. debió jugar el repechaje frente a Australia, después de la catastrófica derrota frente a Colombia en cancha de River. Sería temerario asegurar que con estos jugadores puede pasar lo mismo. Pero debería estar más atento a consideraciones tácticas. No se trata de discutir o negar las condiciones de los jugadores que hoy integran la selección, sí la manera de plantear las estrategias para que cada uno se sienta una parte del sistema y no como imprescindible. No hay dudas que Messi es la figura y el jugador que todos quieren ver. Y por su humildad y generosidad siempre está dispuesto a dar algo más en el campo de juego, y como se da cuenta que cuando llega a la zona de definición los demás piensan un segundo después, tiene que acelerar y tratar de hacer las cosas solo, cuando con otro planteo podría llegar mas aliviado para la concreción. No es cuestión de juntar buenos jugadores sino encontrarle a través de su característica un lugar donde rindan al máximo. Hasta hoy sólo ha mostrado un grupo muy bien dotado técnicamente, pero Basile deberá empezar a trabajar a partir de esta técnica para conseguir el equipo. No se entiende meter a Messi y Agüero como puntas. Alguien con más presencia en el área tiene que estar. Para qué sirve el desborde de Zanetti y Heinze por los laterales si a la hora de meter la pelota no hay quien está en condiciones de desequilibrar por arriba. Además terminan buscando a los habilidosos y se repite la jugada por adentro y por abajo, como viene ocurriendo en los partidos de las eliminatorias. Es cierto que la pelota por el medio está asegurada. La manifestación de buena técnica es indiscutible, pero ¿cómo se sorprende al rival? No es demasiado colocar en cuarenta metros a Zanetti, Maxi Rodríguez, Verón y Riquelme. Tocan tanto que al final terminan encerrando a los que deben definir. El técnico tiene hasta septiembre para replantear las estrategias. Jugadores sobran, solo hay que tener el coraje de poner en práctica quiénes deben jugar y quiénes deben ir al banco.