El futuro es lo que importa en Newell's. La nueva asamblea (la tercera) para aprobar el balance será decisiva, como ya ir delineando el plantel para otra temporada que se presume también será dura (ver aparte), con bajas seguras, otras probables y altas que deberán insertarse. Todo eso será materia de la dirigencia principalmente, el juez del salvataje judicial y, por supuesto, de lo que diga Omar De Felippe, que llegó al Parque para quedarse en la temporada 2018/19. Eso es lo que vendrá y por supuesto ya hay que sembrar. De la base sobre la que lo hará se inscribe lo que pasó en la Bombonera el domingo a la noche, que tiene correlato con otros partidos de igual envergadura recientes en los que se vio una diferencia, positiva por cierto, más allá de que el resultado haya sido el mismo. Si en Curitiba por la Copa Sudamericana ante Paranaense tocó fondo, en la cita siguiente ante Talleres y la última en la casa del casi campeón Boca elevó ese piso al que no se debe volver a caer.
De Felippe no come vidrio ni se engaña. Quiere más. Y está bien que así sea. Por eso en sus declaraciones posteriores al 3-1 ante Boca no se conformó con haberse plantado en la Bombonera, con quitarle la pelota al líder y hasta irse al descanso del entretiempo con un injusto 2-1. Podría haberlo hecho, poner énfasis en eso, pero no quiere que la experiencia no les deje enseñanza a los suyos, muy juveniles por cierto y en desventaja obviamente por la experiencia acumulada en primera. Así, alabó el juego simple del rival y se miró en ese espejo. "Nosotros tenemos que aprender a jugar en equipo y jugar más simple", dijo en el vestuario. Su Newell's hizo la primera parte en el primer tiempo, pero le costó siempre lo segundo. Se vio en pases que necesitaban de más precisión en velocidad sobre todo o en la elección de la mejor opción, que no siempre fue la correcta.
También pareció, y si fue así eso habrá que atribuirselo al propio técnico, que Newell's perdió presencia cuando salieron San Román y Figueroa en el complemento. Si bien el lateral apareció en la foto en dos desbordes de la figura Cristián Pavón, en el primer tiempo, uno de los cuales terminó en el primer gol de Abila, se había proyectado con criterio, había sido importante en eso de cortar el circuito xeneize cerca del mediocampo y, además, el que lo reemplazó en la función, el pibe Cacciabue, ya estaba agotado por entonces luego de rendir muy bien como volante del medio a la derecha. Iban pocos minutos del complemento y la posición de "4" le quedó enorme al de Montes de Oca, siendo una fácil presa de Pavón hasta que fue sustituido.
A eso hay que agregarle que Figueroa parecía que podía haber seguido, ya que sin su buen pie Newell's perdió penetración por el medio. Si bien en el primer tiempo, volcado por izquierda, lo ayudó poco al pibe Ferroni en el retroceso, el Negro fue importante para preocupar a Boca detrás de los volantes centrales y delante de dos zagueros que lucieron lentos. Pero De Felippe optó por sacarlo y ahí sólo en los pies de Bernardello podía esperarse la asistencia distinta, ya que el pibe Torres es más extremo y a Rivero le cuesta volver a ser el que deslumbró con Llop.
Y se notó mucho la ausencia de Luis Leal. No es para caerle con todo al pibe Daniel Opazo, porque regó con esfuerzo la geografía y en verdad fue poco asistido, pero quedó claro que jugar como un 9 solitario es demasiado para sus posibilidades, sobre todo porque tampoco la altura seduce a alimentarlo con centros ante zagueros que, como en el caso de los de Boca, son generalmente más altos. Quizás como un segundo delantero rendiría mejor y, si de nuevo falta el portugués el sábado ante Independiente, no sería ilógico buscar en otra opción abajo como Huguenet o Treppo, o cambiar sistema y jugar con dos delanteros. Fértoli podría ser también uno de ellos.
De Felippe no cuenta con mucho más pero, así y todo, ante el puntero y antes ante el ahora 4º Talleres se mostró competitivo, que no es poca cosa. Ahí deberá apuntalar el entrenador a este Newell's que zigzagueó en todo el torneo, con más picos descendentes que ascendentes y que debe cubrir necesariamente el crecimiento de los chicos de la casa que subieron a la primera en cantidad como hacía mucho no se recordaba por el Parque. Ellos son el futuro. El presente del día a día puede construirlo partiendo de las dos últimas actuaciones, de ese nuevo piso para crecer. En medio de todos los problemas rojinegros que se reflejaron inevitablemente en la cancha, no es poco.