Esto es apenas un juego porque Jorge Sampaoli todavía no se calzó el buzo de entrenador de la selección argentina. De hecho, durante la jornada de ayer el presidente de la AFA, Claudio Tapia, estuvo reunido con el representante de Edgardo Bauza, Gustavo Lescovich, para terminar de acordar la salida del Patón (ver página 4). Pero como el Zurdo es el entrenador con el que Tapia y Marcelo Tinelli hablarán esta semana en España para ofrecerle el cargo del seleccionado hasta Qatar 2022, el rastrillaje periodístico ya empezó a arrojar algunos nombres que seducen al casildense. Vale una aclaración: todos los jugadores que se leen en esta nota son del gusto de Sampaoli y los piensa para trabajar en el predio de Ezeiza mientras la base de los estelares se encuentren en Europa participando de las distintas competencias con sus clubes. Hay cuatro jugadores que a Sampaoli le encanta porque cree que pueden adaptarse a la maqueta táctica que imagina del equipo. Ellos son Ricardo Centurión (Boca), Iván Marcone (Lanús), Lucas Alario y Sebastián Driussi (River). Obvio que esta alta consideración que hoy el DT tiene por ellos deberá ser acompañada por rendimientos constantes. Si se confirma que será el técnico de la selección, la intención del Zurdo es diagramar un proyecto que alcance a una legión de jugadores que está actuando en el fútbol argentino para buscar que se acostumbren a su metodología de trabajo. Que no es mejor ni peor a la utilizada por sus antecesores, pero que sí difiere en las formas. Porque el rasgo distintivo que mostrará Argentina será un equipo de gran mutación posicional, posesión horizontal y con jugadores que salgan disparados como galgos para activar la verticalidad. En ese tablero de acción encaja el gusto por Centurión. También es comprensible la devoción que tiene por Angel Di María.