Su imagen está ligada de manera directa a la historia latente de Central. José Luis Rodríguez se ganó el afecto eterno de los canallas por su manera de jugar a la pelota. El desparpajo y la guapeza de pibe de barrio lo marcaron en su estadía en Arroyito. "Cambié por la gente. En Rosario me hicieron hincha. Me atrapó el club", tiró el Puma en el amanecer del diálogo con Ovación. "Me sentía un hincha que estaba dentro de la cancha. Y jugaba como ellos querían o lo harían si pudieran. A la gente le gustaba mi forma de ir al frente y jugar. De agrandarme cuando me tiraban la responsabilidad, que siempre asumí", acota el ex delantero con orgullo y nostalgia a la vez. "No sé bien si será psicológico o qué, pero ellos hasta cuando vienen bien tienen miedo de perder", cuenta a modo de introducción en la previa del clásico del próximo domingo en el Gigante, "que debemos ganar porque seremos locales".
—Con la misma ansiedad que tiene todo hincha. Obvio que al estar en Buenos Aires no puedo ver lo que se vive y siente ahí. Pero imagino las charlas en la calle y todo eso. Lógicamente que a medida que se acerca la hora sube la adrenalina porque es un partido que hay que ganarlo.
—¿Qué fue para vos jugarlo, es decir si le das más valor ahora que pasó el tiempo?
—Sí. Porque no hay nada más lindo que jugar y ganar un clásico. Es una experiencia increíble. Sobre todo para los que estamos identificados con Central.
—¿En tu época esperabas este partido nervioso o ansioso?
—Con mucha ansiedad. Los días previos ya me iba agarrando ese sentir y la responsabilidad de que tenía que ganar. Eso sí, una vez que empezaba el partido se me pasaba todo y me dedicaba a jugar. Era como que me liberaba porque me dedicaba a jugarlo con todas las ganas.
—Se notaba que entendiste lo que es el clásico para el hincha de Central porque cada vez que lo jugaste parecías estar hecho a la medida del club.
—Es que la importancia que me daba la gente me hacía tener más responsabilidad. Y eso me gustaba. Era como que junto al Negro Palma teníamos que cumplir con ese rol protagónico que nos pedía el hincha. Y lo asumíamos porque nos encantaba además. No nos pesaba para nada eso. Cuando me hacían sentir importante me agrandaba, esa es la realidad.
—¿Y qué significa haber hecho un gol, en realidad dos?
—Uh... hasta que no lo viví no lo entendía. Cuando llegué a Central todos me hablaban del clásico, todos. Pero cuando lo tuve que jugar fue distinto.
—Marcaste en las dos canchas, sos uno de los pocos privilegiados.
—Sí. El primero que hice sirvió para empatar en el Gigante y luego terminamos ganando 2 a 1. Y el otro fue en cancha de ellos, en el chiquero como dicen los hinchas canallas, de penal en el final. Haberle visto la cara de felicidad y como festejaba nuestra gente en la tribuna fue algo sensacional. Algo impagable y difícil de explicar. Lo que viví en esos momentos es una experiencia inolvidable.
—¿Y con respecto a la racha positiva que tiene Central sobre Newell's, influye en algo o tiene más peso a la hora de salir y jugar?
—Creo que todo dependerá de cómo estén ese día los jugadores. Obvio que al jugarse en el Gigante toda la responsabilidad recae sobre Central. Al menos así lo entendíamos nosotros en su momento.
—¿Te preocupa algo de Central?
—Sí, que no vamos a tener a Lo Celso.
—Pero desde hace tiempo viene siendo más importante Montoya que Lo Celso.
—Pero Lo Celso es un jugador clave. Cuando tiene la pelota es distinto. Y el hecho de que no esté genera otra cosa en el rival por más que no esté como tiene que estar. En ese sentido, una vez me pasó antes de un clásico que tenía algunas molestias en la pierna que me había lesionado. Lo hablé con el Cai Aimar (técnico) y dijo que no le importaba que llegara bien. Porque mi presencia sí era importante para el rival. En lo que le generaba al otro. La preocupación la debía tener el otro. Y en este caso es igual. Para el defensor rival no será lo mismo controlar al Monito que a otro futbolista, más allá de que el que ingrese seguro lo hará bien.
—¿La gente qué rol cumple en todo esto?
—El hincha apoyará como siempre lo hizo. Se preocupa porque ve que la posibilidad del campeonato se aleja y que el equipo no tiene el rendimiento de antes. Pero siempre está. Claro que si el domingo el resultado es bueno se generará ilusiones, pero si es malo saldrán a pedir cabezas como siempre pasa en todos lados. La gente es pasional.
—¿Ves ganador al equipo?
—Por supuesto. Confío en que se mantendrá esa paternidad que viene teniendo. Porque venga mal o no, Central siempre le viene ganando. Y con mucha autoridad. No sé bien si será psicológico o qué, pero ellos hasta cuando vienen bien tienen miedo de perder. Se van a cuidar mucho. Central tiene mucho para ganar.
—Fabbiani dijo que la paternidad se extendió porque Central estuvo tres años en la B.
—¿Quién?
—El Ogro Fabbiani.
—Ah...pero tirame alguno que esté más identificado con ellos. Pero ojo que te lo digo con respeto y siempre en el marco folclórico por supuesto. Ese mismo que antes se disfrutaba y vivía sin tanto dramatismo.
—Te cambio de tema, hacés énfasis en el factor psicológico pero en este caso es para los dos la presión.
—Seguro. Pero ellos están presionados porque no querrán seguir perdiendo como lo vienen haciendo. Y van a sentir esa presión.
—¿Arriesgás un resultado?
—Sólo sé que Central ganará el clásico. Después no sé por cuánto ni cómo porque si fuese así me llenaría de plata, ja. Pero le ganamos otra vez seguro.
Marcó presencia
El legajo deportivo de José Luis Rodríguez en el archivo canalla indica que el ex delantero defendió en 46 ocasiones la casaca auriazul. Lo hizo entre 1992 y 1994. Otra particularidad es que siempre fue titular. El Puma facturó además en 18 ocasiones, de las cuales cuatro fueron de penal. Es el último ídolo que dio Arroyito.