Entró al vestuario y se internó junto al grupo para celebrar en la intimidad. Luego de una ducha reparadora, Franco Niell comenzó a deambular por los pasillos del Coloso con las manos en los bolsillos y renqueando, fruto del encontronazo con Heinze cuando la historia del derby recién comenzaba. Eso sí, cruzaba palabras y sonrisas con algunos de sus compañeros o recibía abrazos de los dirigentes cuando lo visualizaban en todo instante. Si bien el petiso fue el autor material del triunfo auriazul sobre la Lepra, a juzgar por las palabras que exteriorizó una vez que tuvo contacto con los medios, el delantero dejó la sensación de que no se percató del todo de lo que gestó con su remate cruzado cuando iban 47 minutos. De hecho, le confesó a Ovación que "la verdad es que no estoy muy consciente de lo que hice". Suele pasar en algunos casos. Aunque, sin querer queriendo tal vez, ya quedó en la historia de los clásicos. Y de Central.