Newell's y una cancha que reivindica la figura de Evita

El estadio de Sarmiento donde Newell’s se presentó el jueves en la noche es símbolo de resistencia, lucha y reivindicación. En el hall de ingreso al sector de la platea cubierta se encuentra cobijado el busto de Eva Perón, depositado allí luego de décadas de no conocerse su paradero. En 2019, fue devuelto al estadio tras conocerse que un ferroviario lo había mantenido oculto desde 1976 para evitar su destrucción, tal cual había sucedido en 1955 con el busto anterior, a partir del derrocamiento del presidente Juan Domingo Perón por un golpe militar.

La figura de Evita tiene una enorme carga simbólica para el club de Junín. El estadio se inauguró en 1951 y la construcción fue posible a partir de un préstamo del gobierno de Perón, con la gestión llevada adelante, entre otros, por Juan Duarte, hermano de “la abanderada de los humildes”.

Desde ese momento la cancha de Sarmiento lleva el nombre de Eva Perón y las letras de hormigón identificatorias con esa denominación fueron uno de los sellos distintivos. Pero las mismas fueron destruidas con el golpe del 55.

La prohibición, la persecución y la censura, todos dispositivos para silenciar como sea cualquier identificación con el peronismo llevó a que la cancha de Sarmiento dejara de llamarse Eva Perón, hasta que el nombre fue restituido en 1974, durante el tercer gobierno de Juan Perón.

Con la última dictadura cívico-militar-eclesiástica, hoy se conoce que el busto de Eva fue retirado para protegerlo. Así se mantuvo hasta que en 2019, año del centenario del natalicio de Eva, hubo todo un movimiento de hinchas para colocar un tercer busto. Hasta que familiares de un ferroviario contaron el destino del anterior, que es justamente el que luce hoy en el estadio.