Newell’s empezó a padecer la falta de jerarquía o la escasa que tiene y que no siempre cuenta por una cuestión lógica de edad y de estado físico de esos privilegiados, sin que Fernando Gamboa encuentre la fórmula para solucionarlo. La derrota contra Atlético Tucumán, la primera en condición de local, dejó al desnudo semejante problema, con el entrenador como máximo responsable, porque es a quien le corresponde encontrarle la vuelta. Su función es justamente emprolijar los defectos y acentuar las virtudes. Nada de lo que se haya visto ayer en el Coloso muestra que haya dado en la tecla, con la preocupación de que actuaciones así se repiten fecha tras fecha y opacan el comienzo auspicioso en el torneo.
Es que hasta unas jornadas atrás la intranquilidad era que Newell’s no ganaba de visitante. De local era otra cosa, ganaba siempre. Pero llegó el empate en el clásico jugado en el Parque, antecedido y precedido por las caídas habituales afuera del Coloso. Y ayer pronunció la caída en el rendimiento con un traspié en su casa.
Newell’s llegó a los cuatro partidos sin victorias y el equipo que al menos entusiasmaba en el comienzo por su planteo agresivo se fue desdibujando. La personalidad que Gamboa les transmitió a los futbolistas fue un factor importante en las primeras fechas, sacando adelante partidos que se presentaron complicados con mentalidad ganadora. Pero le sirvió hasta cierto punto. Hoy no es suficiente.
El papel que interpretó contra Atlético Tucumán fue el de un conjunto ambicioso, agresivo y protagonista. Nada fuera de lo común y esperado. Pero a los intérpretes les quedó grande tamaño rol y entonces la lepra terminó siendo inofensivo y carente de ideas. Sin combinación ni asociaciones para el juego interno, sin pelota parada, sin aproximación por los costados. Ni una cosa ni otra. Y si falló en la principal apuesta de Gamboa, que es atacar, mucho peor le fue defendiendo, un auténtico talón de Aquiles durante el torneo.
Los desaciertos defensivos en el gol de Mussis, con Negri no atinando a buscarla para rechazar, o la facilidad con la que Lotti llegó libre abajo del arco para empujarla al gol en el segundo tanto tucumano reflejan nuevamente los gruesos equívocos para defender.
Newell’s no fue inferior a Atlético Tucumán en un partido de trámite discreto y deslucido. Pero las debilidades que mostró fueron una enorme ventaja para el rival. Errores que pasan por una cuestión de categoría. Esa misma que no abunda en el plantel. Sí por ejemplo la posee Scocco, aunque aparezca de a ratos. El formidable bombazo para el empate parcial fue una cuota de calidad del goleador. ¿Pero cuántos más hay y cuánto tiempo esos pocos pueden gravitar durante un mismo partido? Pablo Pérez es uno de esos dotados. Ayer volvió tras una molestia física. Había confianza en lo que podía dar. Y casi ni pesó. ¿Y el resto? Nicolás Castro es el que asoma con mayores condiciones, aunque todavía no consigue una regularidad. Y el partido contra los tucumanos no fue su mejor tarde. A esta altura del torneo da la sensación de que si no aparece, la chance de Newell’s se reduce un montón. Esa es otra tarea que tiene pendiente Gamboa.
Con la voluntad no alcanzó ayer para que Newell’s no se vaya con las manos vacías y deje la imagen de un equipo de buenas intenciones y poco efectivo, en el arco rival y en el propio. Una consecuencia de las limitaciones de jugadores que no perforan el techo personal de rendimiento.
Gamboa se encuentra frente a la situación de explotar al máximo el potencial de cada uno de los futbolistas con los que cuenta, haciendo los retoques justos y necesarios, sea de nombres o de propuesta, para que Newell’s no quede convertido en un boxeador de guardia baja y débil pegada, que no lastima y encima lo golpean y se derrumba. Las últimas actuaciones son una lección.
Panchito volvió y estuvo muy activo y participativo
El ingreso de Francisco González fue una de las pocas buenas en Newell’s. El extremo había jugado su último partido en esa misma cancha el 12 de diciembre, ante Estudiantes (1-0). Luego se rompió el ligamento cruzado anterior, fue operado y no jugó más. Agil, decidido y participativo, así jugó. Debió terminar mejor las jugadas. Ya tendrá tiempo de corregirlo.