Newell’s fue una sombra, un espanto, una maqueta de equipo que vivió un martirio futbolístico en su incursión a Florencio Varela. Cada vez que Defensa y Justicia aceleró lo tiró a la lona sin oponer resistencia.
Héctor Rio / La Capital
Segunda puñalada. Marcelo Benítez celebra el segundo tanto. Aguerre lo sufre.
Newell’s fue una sombra, un espanto, una maqueta de equipo que vivió un martirio futbolístico en su incursión a Florencio Varela. Cada vez que Defensa y Justicia aceleró lo tiró a la lona sin oponer resistencia.
Un cuatro a cero lacerante, indiscutible, que lamentablemente reflejó con crudeza que se imponía un cambio de mando en la dirección técnica del equipo.
El doblete de Marcelo Benítez, Walter Bou de penal y luego Pizzini le arrojaron más sal a la herida rojinegra y le dieron el cierre más cruel a la gestión de Kudelka. Es cierto que el DT también tuvo sus méritos en su primera temporada cuando logró los objetivos propuestos de oxigenar el promedio y además clasificar a la Copa Sudamericana. Pero luego de la pandemia todo fue un tobogán plagado de desaciertos, que culminó con la goleada ante Defensa y Justicia.
La única vez que el Newell’s de Kudelka había sido vapuleado así se remonta al 0-4 en octubre de 2019, cuando el lobo platense de Diego Maradona se floreó en el Coloso.
Newell’s desde ahora debe recomponer la línea y para ello será vital la llegada de un nuevo líder de grupo. Además del torneo local, en abril arranca la Copa Sudamericana.
Por Nachi Saieg
Por Pablo R. Procopio