El problema no es equivocarse. El inconveniente es no corregirse. Newell’s sucumbió ante un Libertad que tuvo pocas situaciones de gol, pero una elevada contundencia. Aprovechó la única situación que dispuso en el primer tiempo y sacó la ventaja. Después en el complemento en la segunda que generó convirtió otro. En ese lapso, Germán Burgos aprovechó el descanso para introducir tres cambios, un reconocimiento implícito que lo armó mal. Y en el nivel internacional, los errores se pagan caro, más ante un rival como el paraguayo, que es práctico y utilitario. Y Bareiro, cuando Capasso se fue expulsado, hizo el tercero. Ni siquiera el descuento del final de Maxi de penal disimuló la frustración. 3 a 1. En un choque con polémico arbitraje.
Por eso la conclusión es negativa para el conjunto rojinegro. Porque no supo ni pudo imponer su condición de local para proyectarse en la Copa Sudamericana, y la derrota lo deja relegado. Más cuando el que clasifica es sólo el primero de cada grupo.
En la etapa inicial, Newell’s llegó tres veces al arco de Libertad y no convirtió. Libertad llegó una vez y festejó. En esa ecuación radicó la diferencia, en un partido que se trazaba en el equilibrio y por momentos en la intrascendencia.
A los 30’ Ignacio Scocco recibió un preciso pase de Pablo Pérez que lo dejó solo delante del arquero paraguayo, pero el delantero demoró demasiado para controlar el balón y cuando remató Silva lo achicó para rechazar. La primera clara del encuentro. Y en partidos cerrados, lo que no se aprovecha se puede pagar. Y así fue. Newell’s tuvo su costo porque en un puñado de minutos un córner de Franco encontró a Bocanegra anticipándose al propio Pérez y metió un cabezazo para el gol de Libertad.
Las copas internacionales establecen que las diferencias mínimas pueden ser decisivas, por eso los pequeños errores muchas veces resultan determinantes en el corto recorrido por la fase de grupos, en la que es importante rescatar puntos de visitante pero es fundamental quedarse con los tres de local. Y Newell’s no lo hizo.
Porque Burgos en el vestuario metió tres cambios. Sforza por Formica, Negri por Freytes y Cacciabue por Nadalín. Buscar juego interno para generar el externo. Y así ser profundos. Pero no. Libertad lo arrebató. Porque en otra llegada aislada Bareiro y Martínez armaron una combinación que derivó en un pase cruzado para que Adrián Martínez entrara solo para el segundo gol. Los zagueros, ausentes. El retroceso, mal también.
Iván Franco y Bareiro fueron los arquitectos del pragmatismo del conjunto de Daniel Garnero, mientras que Pablo Pérez era el único que en Newell’s pugnaba por hacer algo distinto. Pero si algo le faltaba era quedar en inferioridad numérica. Porque Martínez también provocó la expulsión de Capasso.
Es cierto que el árbitro uruguayo utilizó un criterio particular al desestimar dos factibles penales a favor de Newell’s, uno por el choque del arquero Silva con Formica en el primer tiempo y luego un rebote en un defensor que consideró que la pelota pegó en el hombro cuando los rojinegros reclamaron brazo. Que de haberlos sancionado, hubiesen cambiado el curso del partido.
No obstante el equipo de Burgos fue más con actitud que con ideas, y mientras tenía que pugnar para acercarse al arco paraguayo, cuando la visita se lo proponía generaba zozobra en los alrededores de Aguerre. Y así Bareiro hizo el tercero. Partido liquidado. Que nada cambió con el descuento de penal de Maxi Rodríguez. En un encuentro que sumó la expulsión de Pablo Pérez
Newell’s perdió un partido clave. Fue un golpe al deseo rojinegro de pugnar por avanzar en la Sudamericana. Es cierto que aún faltan cuatro fechas. Pero Libertad ya le sacó 5 puntos de diferencia. Y todo se hace cuesta arriba. Pero ahora viene el clásico. Y no hay tiempo para lamento. Porque Burgos debe corregirse y rápido.