Newell’s se pegó un porrazo muy feo en La Plata, justo en la antesala de una semana trascendental por lo que se le viene al rojinegro. Perder es siempre una posibilidad en el fútbol, más para un equipo que hasta acá no había ganado de visitante, pero hacerlo con la fragilidad y el pésimo rendimiento individual y colectivo con que lo hizo la lepra, sí genera un fuerte llamado de atención. Fue una sombra y se perdió en la ciudad de la diagonales. Nunca estuvo en partido. No generó peligro. Fue liviano con la pelota y, lo más preocupante, atrás fue un concierto de errores. Por eso Estudiantes, que jugó un partido apenas correcto, le propinó un duro 3 a 0. El martes debuta en la Copa y el domingo de Pascuas se viene el clásico. Muchísimo para mejorar y corregir para Gabriel Heinze y sus muchachos. Golpazo.
Newell’s venía del mejor partido ante San Lorenzo y se desmoronó frente a Estudiantes. Sin juego, ni orden y con horrores defensivos. Así llega al estreno de la Sudamericana del martes en Chile ante Audax y luego tendrá el partido más importante hasta acá del ciclo Heinze: el clásico en el Coloso. Fue pobrísimo lo de la La Plata.
Tras un primer tiempo horrible, Newell’s ya no tuvo respuestas para dar vuelta el resultado y el juego desfavorable. Justo cuando se le vienen partidos trascendentales en los dos frentes.
Es difícil repetir un primer tiempo tan flojo. Sin juego. Sin orden táctico. Sin ambición ofensiva. Sin seguridad en las marcas y con un retroceso precario. Lo más probable en estos casos es que el saldo del resultado sea negativo. Eso mismo ocurrió en los 45 iniciales, con un Newell’s totalmente apático y desorientado.
Con Iván Gómez de cinco en reemplazo del lesionado Sforza, Newell’s no logró hacer pie desde el arranque en La Plata. Ya a los 11 minutos hubo una clarita de Estudiantes para abrir la cuenta. Ditta falló en el cálculo del cierre, en su espalda Rollheiser quedó de cara a la apertura y se se hizo inmenso Hoyos para ahogar el grito. Y en rebote Mauro Boselli de manera increíble, con el arco a su merced, levantó el remate cuando el gol del pincha parecía inevitable. Zafó el rojinegro.
El pincha sintió que podía. Newell’s no lograba pesar en la tenencia. Y el arco de Mariano Andújar le quedaba muy lejos. Heinze pedía tranquilidad, gesticulaba con sus manos. Pero no hubo caso. Godoy trepó por la derecha, sorteó el cierre de Pittón y tras el centro atrás la empujó sin resistencia Santiago Ascacíbar. Newell’s quedó destartalado atrás y lo pagó con un gol promediando la etapa.
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Y a la media hora desde un lateral largo la pelota cruzó toda el área y de manera infantil Brian Aguirre metió la mano. Sin dudar el juez Ramírez sancionó penal. Mauro Boselli remató a la izquierda, tapó Hoyos, pero el experimentado goleador del pincha capturó el rebote y allí no perdonó. Un 0-2 que castigó al rojinegro por su apatía. Un mazazo para un Newell’s que hasta ahí no había entrado en partido cuando concluyó la primera etapa.
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En el reinicio todo fue para peor. Porque antes del minuto, Newell’s volvió a quedar hecho un mamarracho atrás, Godoy perforó en soledad por la derecha y clavó el tercero con absoluta facilidad. Pablo Pérez que había ingresado por Aguirre no se pudo ni acomodar.
Con casi todo el complemento por delante la sensación fue que la historia estaba sellada, que la noche estaba perdida y que los tres goles de distancia del pincha eran demasiado para un Newell’s que estaba en cortocircuito en todas las valencias del juego.
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Ni los cambios fueron revulsivo. Además entraron Reasco, Angelo Martino, Portillo y Pérez Tica. Nada alteró la pésima producción rojinegra.
Nada decoró la lacerante goleada en contra.
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