Ovación / En Buenos Aires.- La derrota le duele a Newell’s porque fue su absoluta responsabilidad. Las desconcentraciones en el principio y en el final del partido tiraron por la borda todas sus intenciones y lo dejaron aturdido, sin demasiadas explicaciones y sin puntos en el bolsillo. El 3 a 2 con un Arsenal de tinte alternativo expuso una profunda endeblez rojinegra que desembocó en una producción repleta de grises, de imprecisiones y de contrasentidos.
El partido empezó de espaldas para Newell’s. En 10’ desnudó su preocupante levedad en las pelotas detenidas y tras dos córners, Echeverría puso en ventaja al local por duplicado. Fueron dos golpes duros que revelaron la tremenda impericia rojinegra en esos aspectos y que obligó a remar desde atrás en el comienzo mismo del cotejo. Una ventaja demasiado grande, ante un rival especulador y mañoso como Arsenal.
A Newell’s le costó demasiado rearmarse. No le fue sencillo hacer pie en el encuentro. Es que no lograba controlar el juego con sus volantes, y en contrapartida su rival sacaba oro en polvo de cada error.
El conjunto leproso se mostraba frágil atrás, liviano de mandíbula y cada ataque adversario parecía despertar peligro.
De a poco (desde los 15’) empezó a enderezarse. Con esfuerzo. Sin tantas ideas y con poca profundidad. Pero con los toques de Banega y las apariciones de Bernardi, Ñuls fue emparejando la balanza.
Fue así que a los 19', en la primera pelota limpia que metió en el área local, Muñoz se metió por izquierda y la tocó suave ante la salida de Limia. Ese descuento lo puso de nuevo en el partido y le recordó que el adversario tampoco ofrecía seguridades.
Después Ponce pudo anotar pero se nubló dos veces dentro del área. Newell's, más allá de algunas vacilaciones defensivas que persistían, continuó forjando merecimientos para llegar al empate, pero pagaba por sus desatenciones fatales en los minutos iniciales.
En el complemento, Ñuls trató de mantener la idea. Así, a su manera, con los buenos esbozos de Bernardi y Banega buscaba grietas en la resistencia del dueño de casa. Pero en toda la tarde le faltó claridad en los toques finales. Fue más insinuación que concreción. Y por eso no tuvo el peso y la lucidez necesarias en el área de Limia.
Más allá de eso, con evidentes inconvenientes, igual buscó siempre el arco rival. Por eso no extrañó que a los 24', Ponce apareció dentro del área, buscó la infracción y Nervo cayó en la trampa. Penal que ejecutó con maestría Bernardi, colgándola del ángulo derecho con precisión quirúrgica.
Allí se abrió un panorama favorable, que Newell's no supo sacarle rédito. De ahí en más no alcanzó más ocasiones de riesgo verdadero (no aportaron mucho los ingresos de Trezeguet y Tonso) y muchas veces quedó entregado a las veloces contras de Zelaya, primero, y Sperduti, después. La Lepra siempre estuvo muy débil atrás y eso, junto al tibio aporte de los que debían finalizar las jugadas, conspiró contra las ambiciones de triunfo.
Para colmo de males, sobre el final Newell's ofreció otro yerro defensivo, y Zelaya lo transformó en tres puntos con un remate que pegó en el caño derecho y entró.
Fue otro mazazo, otra muestra de la pobreza que exhibió Newell's en el fondo. Ayer regaló el principio y el final, inexplicablemente, y se quedó con las manos vacías. No estuvo atento y recibió un bofetón inesperado. Por su propia culpa.