Estuvo en la primera derrota, aquella de la primera fecha en el Coloso ante Independiente. No lo hizo ayer en Córdoba, en la segunda caída del segundo ciclo de Gallego. Ergo, Newell's puede perder con o sin él en la cancha, pero quedó más que claro que la ausencia de Maxi Rodríguez dejó un déficit demasiado notable: nadie asumió su rol conductor, no hubo un equipo atrás, ni un sistema que no hiciera extrañarlo, y lo que podía presentarse como una chance de crecimiento grupal se dio de bruces contra otra realidad: no hay, al menos por ahora, una estructura que potencie la sabiduría de la Fiera. Al contrario, este torneo mostró que es exactamente al revés. Belgrano, con un 2-0 que pudo ser más amplio, así se lo expuso.
Fue demasiado tentador para este cronista bucear en la previa al partido, sobre cómo le había ido a Ñuls cada vez que Rodríguez se ausentó desde que volvió al Parque. Esperaba, para qué negarlo, que los números reflejaran que habían sido más las pálidas que las alegrías, pero resultó todo lo contrario. Y como siempre puede haber una explicación para todo, la conclusión fue que así resultó porque había un equipo contenedor atrás. No por nada, en la época de Martino fue cuando no perdió nunca cada vez que la Fiera se lesionó o fue citado a la selección. Por eso, esta primera ausencia representaba para este nuevo ciclo todo un desafío. Que por cierto no pudo superar.
Todo un símbolo fue que la única situación neta de gol que tuvo Ñuls en todo el partido fuera malograda por su reemplazante, Tonso, inmediatamente después de que Márquez llevara a la red lo que ya Belgrano venía insinuando desde hacía rato. Casco hizo lo mejor de la tarde, lo dejó mano a mano con Olave y el volante derecho (porque de eso jugó) se la tiró al bulto, rechazando con los pies el arquero.
Jerarquía le dicen. Oportunismo. Ambas, quizás, pero el fútbol se nutre de momentos, Tonso tuvo el suyo y lo desaprovechó, y ya nunca más Ñuls estaría en condiciones de revertir su suerte. En el primero de los triunfos de visitante, Maxi tuvo una chance y su equipo ganó los tres puntos en Mar del Plata.
Tampoco sería justo caerle con todo el peso a Tonso, que estaba claro que no se le requería que hiciera lo mismo que por lo general hace la Fiera, porque jugó en otra posición y porque los otros de buen pie, de quienes también se espera que se hagan cargo, estuvieron ausentes sin aviso: Figueroa y, sobre todo, Castro. Todos ellos dentro de un esquema, vale decirlo, más conservador al habitual con un doble 5 que anduvo tan a los tropiezos que debió ser reemplazado.
PUNCTUATION_SPACEEN_SPACEEN_SPACEHace casi dos meses, ante el mismo rival y en Córdoba, NewellSINGLE_RIGHT_QUOTEs se despachó con un 3-0 inapelable, con tres de la Fiera. Ayer no terminó de la misma manera, pero al revés, porque Belgrano se cansó de malograr los regalos de una defensa que estaba para el cachetazo y de la que sólo Ustari se salvó. Todo un llamado de atención para Gallego que, a su manera, en una conferencia de prensa donde se mostró irónico y evasivo, admitió: "Ahora vuelven Maxi y Cáceres y vamos a salir a ganar desde el minuto cero". En la primera en la que no tuvo su as de espadas, no juntó ni para el envido. Un paso atrás, sin dudas.
Dibujo para la ocasión que no dio sus frutos
Newell’s arrancó bien el partido y por momentos parecía haber recuperado el ADN de la posesión de la pelota. Pero fue un espejismo. Bastó ver cómo Scocco quedaba aislado entre los grandotes del fondo pirata, y cómo Orzán y Casco debieron preocuparse más por las trepadas de Zelarayán y Rigoni que por pasar el meridiano, para entender que el partido no le sería sencillo a la Lepra. Con una apuesta clara de 4-4-1-1, el arco de Olave le fue quedando y sólo cuando entró Ponce amagó con equilibrar una relación de fuerzas que, salvo ese lapso inicial, nunca fue tal.
Puede considerarse fuera de contexto el inocente penal de Fattori, mala suerte el rebote que capturó Márquez tras la atajada de Ustari a Chiqui Pérez y la situación desperdiciada al toque por Tonso, pero hasta ahí llegó el amor leproso, que si no hubiera sido por un gol mal anulado al propio 9 pirata unos minutos después (estaba habilitado), habría besado antes la lona. Y Ustari estuvo fino bajo los tres palos para evitar una diferencia mayor. Sin Maxi, el DT no apostó al cambio de nombre por nombre sino que varió el esquema, buscó uno con más seguridades ante un rival mejor de los que enfrentó fuera de casa y no le salió nada bien.
Del doble al tercer cinco
A los 78 minutos, el cartel lumínico del cuarto árbitro indicaba lo que se intuía cuando Diego Mateo se aprestaba a volver al equipo después de mucho tiempo. El número 22 era el obvio que iba a elegir Américo Gallego para que salga y así el técnico daba cuenta de que su apuesta por el doble 5, con el debut de titular de Federico Fattori, había fracasado. La primera variante había sido la de Ponce por el otro volante central, Villalba, y esta, de Pomelo por el ex Chicago, confirmaba la apreciación.
Fue tan pobre el rendimiento de ese tándem Villalba-Fattori, que con el resultado adverso de 0-2, Gallego eligió a otro “5” para entrar en vez de apostar por otro jugador más ofensivo, como Juan Neira. Es cierto que Fattori estaba amonestado y al borde de la expulsión en cada arranque de un jugador de Belgrano, pero quedó claro que su rendimiento no lo conformó.
A los 30’, luego de un córner y un cabezazo de Pérez, camiseteó a Márquez cuando hacía su mediachilena y Gianini cobró penal. Y en el segundo gol, luego de un pésimo cambio de frente de López que derivó en un lateral, Fattori la recogió y se la entregó a Obolo. De ahí derivó en la perfecta habilitación a Velázquez, que fusiló a Ustari.
Belgrano le estuvo siempre encima a Figueroa y Castro, y en cambio lo liberó para conducir a Fattori, que intentó ser prolijo en el primer pase pero no estaba para hacerse cargo del juego leproso y se fue embarullando hasta cometer errores clave. Para colmo, el más experimentado Villalba tampoco lo ayudó demasiado y de hecho fue el primer elegido para salir.
Y fue tan escaso el aporte del resto, que el Tolo sacó a Figueroa al mismo tiempo que a Fattori para hacer debutar al pibe Joaquín Torres, en lo que debe interpretarse como un manotazo de ahogado. En algún momento, los juveniles deben llegar a primera, pero nunca es conveniente hacerlo en un momento tan adverso de un partido, como lo era entonces. Nada entonces podía indicar que Ñuls podía revertir su suerte y sólo la vuelta de Mateo arrojó un saldo positivo.
“No tuvimos volumen de juego”
Esta vez el Tolo Gallego apeló a la autocrítica. Dejó de lado sus estériles intentos de sobrevalorar el rendimiento de su equipo ante los malos resultados. Aunque recurrió a cierto grado de ironía en una conferencia de prensa que terminó con una polémica por un cruce verbal con un periodista cordobés. Tras la dura derrota reconoció que “no tuvimos volumen de juego”.
En esta oportunidad el entrenador rojinegro sólo destacó el arranque de su equipo. Aseguró que Newell’s dominó “los primeros doce minutos” frente al Pirata. Y destacó que “después fue un partido raro”.
“Los doce primeros minutos fueron de Newell’s, totalmente, y después fue un partido raro. Después del penal nos confundimos un poco”, manifestó.
“Tenemos la mala suerte de que ataja el penal y de rebote viene el gol”, agregó.
Gallego le dedicó un párrafo a al criterio del árbitro Mauro Giannini para cobrar la pena máxima del fútbol. “El árbitro dice que lo agarraron de la camiseta (el volante Federico Fattori al mediocampista Jorge Velázquez), pero a nosotros también nos agarran de la camiseta en el área...”, se quejó.
Luego reanudó el análisis del partido. “No tuvimos el volumen de juego que quiero yo y quieren los jugadores. Pero no hubo tanta diferencia en el resultado como un dos a cero. Nos faltó profundidad y patear al arco”, confió. Y continuó: “Debemos seguir ganando de local sí o sí (ganó uno solo). Gracias a los resultados del fin de semana no nos sacaron muchos puntos”.
También destacó que nos faltaron “dos piezas importantes. Cáceres en el juego aéreo y el otro (Maxi Rodríguez), que siempre necesitan dos jugadores para marcarlo; eso lo tengo que decir porque si me atacan me tengo que defender”.
Finalmente, el DT tuvo un pequeño cruce verbal con un periodista, pero no pasó a mayores.