Rosario se sigue caracterizando por su gran semillero a nivel mundial. El fútbol se lleva a flor de piel. Pegarle a la redonda es la pasión en cada rincón de la ciudad. Por eso cuando juegan las categorías predécima y décima la fiesta está asegurada en la Asociación Rosarina de Fútbol.
Y las finales disputadas por el torneo Hermenegildo Ivancich no fueron las excepciones. Newell’s se quedó con los dos títulos desde los doce pasos y festejó por partida doble. Los aplausos también se lo llevaron Provincial y Rosario Central respectivamente.
Desde que se implementó disputar los partidos preliminares con las categorías décima y predécima en el fútbol local, los chicos comenzaron a ser los dueños de la tarde. Por eso, el Gabino Sosa fue testigo de todo el color y el calor que le pusieron sus familiares en las tribunas. Alentaron y vivaron durante todo el partido a sus pequeños ídolos.
La jornada comenzó con la predécima de Newell’s y Provincial. Los pequeños grandes jugadores jugaron un partidazo. El resultado final fue 1-1, en los 40 minutos disputados. Después llegaron los penales y la suerte cayó para el lado de los rojinegros, quienes ganó por 6-5. De esta manera, de la mano de Walter Castro, se alzó con el título en esta categoría. El DT leproso es reconocido por el trabajo que viene realizando desde hace varias temporadas.
Los campeones en una muestra de respecto saludaron a los chicos del Rojo del Parque Independencia y después dieron la vuelta olímpica ante la algarabía de todos sus seres queridos.
La segunda final estuvo a cargo de Rosario Central y Newell’s, y fue en décima. El encuentro fue parejo y no se sacaron ventajas. Hubo tres llegadas para cada equipo y los arqueritos se transformaron en las figuras. El partido finalizó 0-0. Y como en el partido de predécima, otra vez los penales salieron a escena en el estadio de Central Córdoba. El título y la suerte otra vez cayeron de nuevo para los rojinegros por 7-6. El equipo de Gustavo Archipietre cantó victoria y con la vuelta olimpica, todo Newell’s festejó en barrio Tablada el segundo campeonato.
Cuando juegan los chicos la fiesta está asegurada. Ovación fue testigo de una tarde inolvidable donde el semillero de acá demostró que sigue vigente.