Esta vez no fue un punto hueco. El partido transmitió otro mensaje. El empate cobró un valor extra por las condiciones de arribo del rival y por el caudal anímico que fomenta una puesta en escena atrevida ante el puntero del torneo. Por lo que propuso, aún con sus errores, Newell’s sacó más rédito de este cero compartido con Rafaela que del que cosechó en la jornada anterior. Pudo ser victoria, pero otra vez los problemas en la definición le jugaron en contra de sus aspiraciones. Pudo ser derrota, pero entre Vergini y Peratta se las arreglaron para despejar el peligro. Lo concreto es que fue una igualdad que le permite al equipo de Javier Torrente seguir creciendo en su camino, con un gesto que inclina su dictamen del lado positivo.
A los rojinegros les costó entrar en sintonía. Atlético trató de zamarrear de entrada y los primeros 15’ fueron una demostración de los recursos que utiliza la Crema para sacar diferencias en su compacto reducto. Acelerador a fondo, traslado mínimo y búsqueda frenética del área rival a través de las vías más sencillas. Sin estaciones intermedias. Sin preocupación por la elaboración. Rafaela ahoga a sus adversarios contra su terreno y trata de aprovechar algún desajuste ocasional, sobre todo en el comienzo del partido.
Quizás por eso se entiende la confusión que transitó por momentos Newell’s. Es que casi sin esfuerzo el local se acercaba a Peratta y la resistencia leprosa parecía caminar por una delgada línea roja. Bernardi llegó justo al quite desde atrás, a los 5’, cuando Gandín estaba a punto de rematar. Después, Pellerano y Mateo sacaron la pelota en la línea, a los 21’, tras dos disparos de González y Serrano que tenían destino de gol.
Quedaba claro que ante la aparición de errores no había muchas redes alternativas de seguridad. Newell’s debía ser su mejor guardián y promediando la etapa inicial comenzaron a levantarse algunas figuras que arrimaron garantías. En ese rubro se destacaron Peratta, con atajadas espectaculares, y Vergini, con cruces oportunos y salida clara.
Si bien Newell’s sufrió sacudones, lo más destacable fue lo que realizó desde la propuesta. En su excursión a Rafaela nunca asumió un rol contemplativo y siempre trató de llevar adelante su libreto. Buscó permanentemente el arco rival.
Además, la salida del Kichu Díaz obligó a Pablo Pérez a correrse a la banda derecha y eso limitó todavía más su aporte. En contrapartida, Vangioni, ubicado más al medio, tuvo un par de ocasiones para marcar con remates de larga distancia. Lo cierto es que hubo un planteo ambicioso, que no se guardó nada, y que trataba de explotar la figura de Aquino como pivote para lastimar con la velocidad de Sperduti y Noir. En este sentido, Newell’s alternó buenas y malas, pero siempre fue al frente y de a poco fue escalando en la tabla de merecimientos.
En el complemento, la visita se adelantó y tuvo las más claras. A los 2’ Aquino tuvo un cabezazo que besó el travesaño. A los 20’ Pérez tardó en definir y desperdició una chance inmejorable en el corazón del área. Y más allá del ingreso de Figueroa, no estuvo claro en las terminaciones de las jugadas. En tanto, Peratta se agrandó con el correr de los minutos y sacó dos pelotas terribles, un cabezazo a Fontanini y un tiro envenenado de Castro.
Así, la paridad no dejó moralejas desde lo numérico pero sí un perceptible halo positivo por el carácter de la contienda y por el papel que decidió actuar Newell’s. En una cancha chica, el punto fue grande.